30/03/2017
La fe es nuestra victoria

17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Romanos 10:17

Durante casi un año y medio sufrí de dolor en la espalda (artritis). Desde entonces, el dolor empezó a concentrase en las piernas y los pies.

Siempre creí que algún día Dios me sanaría completamente. Pero soporté esos dolores día y noche, los cuales se volvieron crónicos. Como mi esposa se angustiaba demasiado por mi enfermedad, empecé a ocultarle los síntomas para que no notara ningún indicio de dolor y no me preguntara cómo me sentía.

¡Sublime gracia! El sábado pasado, como a las 7:00 de la mañana, decidimos oír todo el mensaje de la Cita del Día luego de escucharla y orar como acostumbramos en nuestro Tiempo a Solas. Qué título tan maravilloso: La fe es nuestra victoria. Oh, mi Salvador Jesucristo, PÁPA Dios, contestó la oración por mis piernas y mis pies y me sanó por completo.

En ese Mensaje, nuestro profeta llamó la línea de oración y había alguien que sufría de artritis en las piernas y los pies, relacionado con un problema de espalda. Dios, por medio de Su profeta, reveló la dolencia de esa persona. Y el profeta dijo que no volvería a sufrir del problema de los pies y las piernas.

¿Qué de esa damita sentada al lado suyo? Al parecer atravesó una barrera para ella, pues ella también estaba orando. Yo no la conozco. Somos desconocidos. Eso es cierto. Si el Espíritu Santo me revela cuál es su problema o por qué está aquí, o algo concerniente a su vida que Ud. sabe que yo no conozco, ¿creerá que es el—que ese Poder, esa Fuerza invisible, proviene de Cristo? Quiero preguntarle algo. Ahora mismo, Ud. tiene un sentir, un sentir muy dulce, apacible y humilde. Si eso es correcto, levante la mano. ¿Ven? Así es. Esa Luz está suspendida sobre Ud. Y Ud. sufre de problemas con sus pies y sus piernas. Eso es cierto. ¿No es así? Mueva ese pañuelo ante la gente, si eso es verdad, para que ellos vean. No creo que Ud. vuelva a sufrir de eso jamás.

La fe es nuestra victoria (58-1004)

Mis queridos hermanos y hermanas Cristianas, ese era yo.

Jesucristo me sanó y también me liberó.

Gloria a Dios; nuevamente, la “fe es nuestra victoria”.

El Hermano Camille

Estados Unidos