24/04/2018
Perseverancia

Está escrito, en una de las Escrituras de la Biblia, que “las pruebas que se nos presentan son más preciosas para nosotros que el oro mismo, pues es Dios quien nos da esas pruebas”. Después que llegamos a ser Su propiedad, nuestra confesión y nuestro bautismo y nuestra promesa de vivir para Él, entonces cada prueba que nos llega es para perfeccionarnos para Su gloria. Es para llevarnos a un punto donde Dios se nos vuelva más real que antes de que viniera la prueba.

Quiero acompañar esta mañana a Job, al decir que he vivido lo suficiente para saber que eso es la Verdad. Lo he visto en mi propia vida: que cada vez que surge un gran obstáculo que no puedo superar por los lados ni por debajo ni por encima, Dios abre un camino y resulta glorioso. Me pregunto cómo Su gracia lo hace, pero Él lo hace.

Lo sé (60-0417S)

El Hermano Daniel, de Ecuador, ha atravesado una vida difícil durante los últimos años, pero no se queja y sigue persistiendo en su caminar con el Señor. Él ha recurrido al apoyo del Señor para superar sus pruebas y, aunque no ha sido una etapa fácil, “Dios abre un camino y resulta glorioso”.

Dios los bendiga, mis hermanos en la fe:

Me llamo Daniel Guerrero y me regocija compartir mi testimonio de cómo me condujo el Señor nuevamente a Su Palabra.

Mis padres creían el Mensaje cuando yo era bebé y crecí conociendo el Mensaje. Con el pasar del tiempo, mis padres pasaron por dificultades, se apartaron del Señor y nos mudamos a Canoa, una playa popular de Ecuador.

Siendo adolescente, el enemigo me mostró muchas tentaciones mundanas, pero en mi corazón sabía que tenía la Verdad y nadie podía arrebatármela. El enemigo nos cautivó. Contábamos con dinero y buenos empleos, y pensamos que estábamos bien, pero errábamos delante del Señor. Nuestro pastor solía visitarnos y nos insistió en que abandonáramos la ciudad en que vivíamos. Dios estaba advirtiéndonos, pero no hicimos caso a Su Voz.

Hace dos años, un terremoto de magnitud 7,8 azotó la costa de Ecuador. Mi madre y mis dos hermanas murieron ese día. Le pedí al Señor que se manifestara en ese momento, pero nada sucedió.

Dios sabe por qué ocurrió eso y nos tenía destinados a hallar alientos de nuevo en Sus brazos. Fue hermoso escuchar a mi pastor decir que mi madre y mis hermanas fueron salvas.

El tiempo ha transcurrido y han surgido pruebas. Mi padre regresó a la playa a trabajar, pero yo aún sigo a Dios y nada me separará de Su amor. Cometo errores; no soy perfecto; pero les pido que me recuerden en sus oraciones, para que el Señor me moldee y me permita ser una joya de Su corona.

Oro para que el Señor me ayude y me brinde una experiencia sobrenatural con Él.

Este es mi testimonio.

Dios los bendiga,

El Hermano Daniel

Ecuador

Hermano Daniel, cuenta con nuestras oraciones y creemos que YA eres una “joya de Su corona”.

6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Mateo 5:6