18/04/2018
¿Sabían? La batalla por Jerusalén

Noten, los judíos están en su patria, y continúan regresando; si Uds. consiguen el Declive de la Guerra Mundial, volumen dos, cuando el General Allenby (después de la Primera Guerra Mundial), voló sobre Jerusalén y la capturó, y se tomó a Jerusalén. Y esos hombres Cristianos marcharon en Jerusalén quitándose los sombreros. Y Allenby se rindió sin tan solo disparar una pistola, o—o más bien ellos se rindieron a Allenby, los turcos.

Las setenta semanas de Daniel (61-0806)

El invierno pasado se cumplieron 100 años de un evento que transformó al mundo moderno. El asedio y caída de Jerusalén ocurrió en el invierno de 1917, durante la Primera Guerra Mundial. 

A principios de “la guerra para terminar la guerra”, los turcos otomanos se unieron a las Potencias Centrales (Alemania y Austria) para combatir a los Aliados (Reino Unido, Francia, Rusia y, más tarde, Estados Unidos). Jerusalén llevaba 400 años bajo control de los turcos y, a pesar de la continua presencia Cristiana, los turcos otomanos gobernaban la ciudad desde 1517.

La liberación de Jerusalén comenzó en 1916, cuando el primer ministro británico, David Lloyd George, ordenó la invasión de la zona sur de Palestina. En una victoria decisiva, los británicos sorprendieron a los turcos al atacar una ciudad llamada Beerseba, ubicada a 95 kilómetros al sur de Jerusalén. Durante la batalla, los ejércitos británicos asaltaron rápidamente a los otomanos mientras estos se replegaban y procuraban establecer numerosas líneas de defensa a fin de impedir su retirada. En ese momento, los británicos aprovecharon un elemento clave (literalmente) que fue imprescindible para triunfar en el frente sur y, por último, alcanzar su objetivo principal, Jerusalén.

Un químico judío, el Dr. Chaim Weizmann, logró descubrimientos satisfactorios en el desarrollo a gran escala de la acetona (componente esencial empleado para disparar proyectiles de artillería) y los británicos estaban interesados en cientos de toneladas de la sustancia. En 1915, el año previo al enfrentamiento por Palestina, a Weizmann lo abordó el Sr. Winston Churchill, quien encabezaba entonces la Marina Real y posteriormente ejerció como primer ministro de Inglaterra (1940-1945, 1951-1955). El uso de este químico en explosivos permitiría el avance británico hasta Jerusalén. El Dr. Weizmann luego negoció con el Reino Unido un compromiso en retribución: ayudar a establecer “un hogar nacional para mi pueblo”, lo cual se materializaría tres décadas después.

Hacia principios de diciembre de 1917, el territorio sur de Israel estaba controlado y los británicos habían alcanzado las puertas de Jerusalén. El último asalto para derrocar a los turcos y liberar Jerusalén se le encargó a un oficial del ejército británico llamado Edmund Allenby. Conocido como el “Toro”, Allenby recibió órdenes de Londres de tomar Jerusalén para Navidad.

Después de que había entrado Inglaterra, durante el tiempo del General Allenby. En La declinación de la guerra del mundo, pienso que es en el segundo volumen. Y se rindieron, los turcos se rindieron. Entonces se lo concedieron a Israel.

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El general Allenby era un líder Cristiano respetado que temía a Dios. La toma de la ciudad fue una cuestión que Allenby consideró muy detenidamente antes del asedio. Plenamente consciente de que era necesario evitar abrir fuego contra Jerusalén, Allenby planeó rodear la ciudad y aislar la guarnición turca. Apenas unas horas antes de que comenzara el sitio, el general Allenby recibió la confirmación que necesitaba.

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En 1917, el general británico, Edmund Allenby, ordenó a sus tropas sitiar la ciudad de Jerusalén. Se informa que la noche previa a su inminente invasión, Allenby oró para que pudiera tomar la ciudad sin destruir los lugares sagrados. Había pedido instrucciones a Londres por telegrama y recibió una respuesta simple: ¡un versículo de las Escrituras!

“Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando” (Isaías 31:5).

Las perspectivas favorables de tal hecho lo motivaron a ordenar que se leyera el versículo ante todas sus tropas antes de posicionarse en las laderas de Jerusalén. Allenby reclutó todos los aviones disponibles preparándolos para un sobrevuelo. En la mañana del 10 de diciembre, lo que parecía cientos de aviones pasaban rodeando al ras de la Colina del Mal Consejo, ubicada al sur del recinto del Templo. El cielo estaba cubierto a lo largo y a lo ancho de aeronaves: biplanos británicos, aviones alemanes capturados, ¡todo lo que pudiera volar!

Mientras sobrevolaban Jerusalén y la Puerta Oriental a poca altura, uno de los pilotos dejó caer una nota demandando la rendición (con la firma del general Allenby). A los turcos los intimidó la gran cantidad de aviones. Según se informa, el nombre Allenby aumentó su temor, pues en árabe la palabra Allah significa ‘Dios’ y beh se traduce como ‘hijo’. ¡Los turcos leían una demanda de rendición firmada por Allah-beh, el hijo de Dios!

Libro de J.R. Church, Hidden Prophecies in the Psalms

En respuesta, izaron una bandera blanca y entregaron la ciudad sin un solo disparo…

Ahora, si pudiéramos tomar eso y llevarlo allí, aun como en el libro del Declinamiento de las Guerras Mundiales, en el segundo volumen, cuando el General Allenby peleó hasta que llegó a los límites de Jerusalén, y él se comunicó por radio con el Rey de Inglaterra y le dijo: “Yo no quiero abrir fuego en la ciudad, debido a lo sagrado de ella”. “¿Qué debo de hacer?”, preguntó él.

Y el Rey le contestó: “Ora”.

Entonces él ordenó volar otra vez sobre la ciudad, y cuando

lo hicieron, dijeron: “Allí viene Allenby”. Y allí había Mahometanos, y pensaron que habían dicho: “Allí vienen los aliados”. Y ellos izaron la bandera blanca y se rindieron y Allenby entró en Jerusalén y la tomó sin disparar un solo tiro, de acuerdo a la profecía. Correcto, y se las entregó otra vez a los Judíos.

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El 9 de diciembre, los turcos se rindieron ante Allenby y, el 11, él entró triunfante a Jerusalén. Pero antes de entrar, por respeto, Allenby se desmontó del caballo y cruzó la Puerta de Jaffa hacia la ciudad, pues dijo que solo una Persona debía cabalgar triunfante en la liberación final y la redención de Jerusalén. 

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Cuando Allenby era un joven Cristiano que vivía en Reino Unido, cuentan que su madre le enseñó a terminar sus oraciones para dormir con estas palabras: “Y, oh, Señor, no olvidaremos a Tu pueblo antiguo, Israel. Apresúrese el día en que Israel vuelva a ser Tu pueblo y sea restaurado a Tu favor y a su tierra”.

Más adelante, Allenby mencionó: “Nunca pensé que Dios me concedería el privilegio de responder la oración de mi infancia”.

La respuesta a una oración que cambiaría el curso de la historia para siempre.