04/04/2016
Cartas de prisioneros

Los siguientes son extractos de unas de las cartas que recibimos en el ministerio de las prisiones:

Llevo años recibiendo los libros del Mensaje en español y testifico del poder y la revelación de Jesucristo que se manifiestan por medio del Hermano Branham. ¡Jamás hubo un profeta que nos trajera tanta bendición como él! Le escribo constantemente a mi hermana en México, sobre el Hermano Branham y su maravilloso Mensaje. Un día me respondió que le debía escribir a mamá. Me preocupaba un poco lo que ella pudiera pensar, así que le escribí sobre “un hombre”, sin mencionar el nombre del Hermano Branham. Me contestó que me olvidara de este “hombre” del que hablaba, ¡pues ella sí tenía la Verdad! Me contó sobre una iglesia pequeña a la que llevan asistiendo aproximadamente un año, donde escuchan las cintas de un hombre llamado el Hermano Branham, y ofreció enviarme un libro, si me parecía bien. Hermanos, sentí que se me detenía el corazón. Salté y agradecí al verdadero y viviente Señor Jesucristo por lograr algo que consideraba imposible. Ahora nos escribimos sobre temas del Mensaje y espero con expectación regresar a México y adorar en casa con mi familia.

Arizona

Esta es la primera vez que escribo en inglés. Leo los libros de Branham, pero se me dificulta. Aquí se los conoce porque ustedes tienen la Verdad y amor. A nadie le interesamos tanto como a ustedes y ustedes tienen la Verdad. ¿Pueden enviarme material en español del profeta de Dios? Con mucho amor…

Connecticut

Rendí mi corazón al Señor hace como tres semanas; fue un desorden. Venía orando por ayuda, para no descarriarme y poder aprender sobre Jesús. El otro día me entregaron un libro titulado Sed, el cual me resultó familiar. Efectivamente, cuando empecé a leerlo, se trataba del Hermano Branham y recibí la respuesta a mi oración. Me avergüenza decirlo, pero fui criado en el Mensaje. Mi abuelo salía y colocaba las Cintas en las casas de las personas. Me hizo escucharlas todas y fui bautizado en el Nombre de Jesús cuando niño. A la primera oportunidad, me metí en problemas. Ahora estoy gateando de regreso desde aquí. Oré y creo que el Hermano Branham volvió para ayudarme. En realidad, no lo paso tan mal aquí. Los libros están a mi alcance y trabajo en el servicio de prendas. En horas libres de trabajo, estudio. Extraño a mi abuelo, pero ahora el Hermano Branham ha retornado a mi vida. Muchas gracias por tenderme una mano.

Oklahoma

Hace poco terminé el libro más poderoso que he leído hasta ahora: Hebreos. ¡Vaya!, cuando el Hermano Branham dijo que hay que ser uno con Jesucristo, algo en mi interior lo captó. Les contaré, yo no paraba de llorar. Nunca había entendido esa conexión y luego el Hermano Branham lo explicó de una forma tan simple. Es la única manera: hay que ser uno con Él. ¡Gloria a Dios! ¡Qué bendición! ¡Agradezco a Dios por todos los que han posibilitado este ministerio para nosotros!

Dakota del Norte

Mi familia siempre asistía a la iglesia. En África hay muchos predicadores y todos predican el Evangelio; pero nunca escuché el Evangelio hasta que entré a prisión. Alguien me prestó un libro titulado Un hombre enviado de Dios. Jamás había oído este Evangelio. Son palabras que todo hombre de Dios debería conocer. Indiscutiblemente, ¡esta es la verdadera Revelación, la cual el Espíritu Santo impartió por medio de nuestro profeta, William Branham! ¡Reto a quien sea a refutarlo! Entonces una sorpresa: cuando empecé el capítulo 15, al hermano que me prestó el libro lo trasfirieron y se llevó el libro. ¡Oh!, cuánto lloré y oré a Dios pidiendo ayuda, pues necesitaba Sus preciosas palabras. Un día nuevo, otro recluso que no conocía se acercó y me entregó su copia del mismo libro. No pude hablar; quedé sin palabras. Hermano, en mí urge una gran hambre por más revelaciones del profeta. Por favor, ¡aliméntenme!

Sudáfrica

Gracias por el libro Hebreos. Lo llevo adondequiera que voy. Muchas veces debo leerlo de rodillas para que me sean revelados los misterios que contiene. Jamás ha existido un hombre como el Hermano Branham. Y pensar que él me ha traído esta Palabra de Dios. ¡Vaya!, hermanos, es la Palabra de Dios en mi mano. ¡No puedo contenerlo! ¡Ten misericordia, Señor!

(De parte de un capellán).

Nebraska

Me siento tan gozoso y bendecido. Recibí su envío. Me conmovió mucho lo que encontré y espero poder compartir estas bendiciones con los reclusos.

Utah

Empecé a leer Las setenta semanas de Daniel y descubrí cosas que sabía que no se encontraban en la Biblia. Me inquietó, pues no podía creer que el Hermano Branham dijera algo errado. Bien, repasé la Biblia una y otra vez; al día siguiente, lo volví a hacer. Sabía que se me escapaba algo; pero, de repente, lo vi exactamente como lo dijo el Hermano Branham. Concluí que hay que prestar mucha atención. Luego se me presentó la verdad. El Hermano Branham dijo muchas veces que ni siquiera conocen su abecedario; por tanto, guardé los libros del Hermano Branham y empecé a estudiar la Biblia, palabra por palabra y renglón por renglón. Ahora la cosa es en serio.

Sudáfrica

Suplico oración de todo corazón. Volví a la cárcel porque estaba engañándome. Creí que era un creyente por leer los libros del Mensaje y la Biblia, ser bautizado y pagar los diezmos que pudiera. Bueno, como les escribí antes, cuando salí tardé apenas dos semanas en decaer más que nunca. Ahora me encuentro de nuevo en mi celda, con los libros del Mensaje y la Biblia; pero me cuesta tanto leerlos. Ya Le he fallado antes. Leo sobre Pedro y sé que me queda esperanza. Me confortó una cita breve del Hermano Branham que dice algo así: “No es uno el que se mantiene firme; es Jesús Quien se mantuvo firme”. A eso me aferro y lo reclamo. Por favor, recuérdenme.

Florida

Estaba estudiando el libro Hebreos de la Biblia cuando recibí su libro que trata de Hebreos. Inmediatamente empecé a leerlo y en seguida me confundí. Retrocedí, respiré y empecé otra vez. Les digo que sin el profeta, ¡nadie conocería la verdadera revelación del Evangelio!

Oklahoma

Dos años los pasé solamente pidiéndole a Dios que me sacara de aquí. No tengo amigos ni familia y me siento temeroso constantemente. Finalmente, me di por vencido y dije: “Lo siento, Dios; haz lo que quieras”. Nada cambió. Entonces, dejé de pedirle ayuda a Dios y Le dije: “Ni siquiera sé si de verdad existes. Nunca Te he visto o escuchado”. Sé que mis acciones fueron estúpidas y arriesgadas; pero, cuando había renunciado a todo, alguien me pasó un libro titulado Un hombre enviado de Dios. Después de leerlo varias veces, lo repasé, palabra por palabra. Me aquejaba un vacío doloroso en mi estómago que no podía llenar, y luego sucedió: todo lo que me rodeaba se desplomó. Intenté levantar las manos y moverme; pero solo podía permanecer allí sentado, llorando. No lloraba como el día que me encarcelaron, sino que lágrimas internas salían desde lo profundo de mi ser, las cuales no podía contener. Al fin concluyó. Cuando miré, vi que las páginas se habían mojado de lágrimas y me sentí tan limpio en mi interior, completamente purificado. Parecía que las lágrimas me hubieran despojado a su paso de todo lo malo. Me postré en gratitud al gran Dios misericordioso por mostrarse real ante mí. Estoy agradecido de que el Hermano Branham me haya alcanzado en mi momento más oscuro. Ahora tengo amigos, seres queridos por todo el mundo que se interesan por mí y oran por mí.

Nebraska

Es la primera vez que hago algo así y jamás se me había siquiera ocurrido; pero, por favor, ¿podrían enviarme una Biblia y libros del Hermano Branham? Por favor.

Alaska

Ya leí Las siete edades de la Iglesia y voy por la mitad de Hebreos. Comparé todo con la Biblia y no me explico por qué muchos rechazan este Mensaje. Es la Verdad de Dios. ¿Por qué no le prestan atención? Entonces miré mi entorno, en donde me encontraba, tras las rejas y los muros. Comencé a llorar y le pedí perdón a Dios. Señor, estoy en prisión porque también Te rechacé a Ti y Tus caminos, los cuales sustituí por lo míos. Por favor, jamás me dejes descarriarme ni criticar a nadie, pues una vez fui como ellos.

Nuevo México