Pienso en ese... En una ocasión aquí hace algunos años, en Jeffersonville, la compañía de petróleo Pfau se incendió. Y teníamos varios camiones pequeños de bomberos y salieron pareciendo un niño con una manguera en el patio. El jefe de bomberos andaba de aquí para allá, Uds. saben, diciendo: “Eh, rocíen un poco [cinta en blanco] aquí”, masticando un puro como un buey descornado de Texas. Iba por este lado: “Rocíen un poquito acá”. Y todos los bomberos corrían de un lado a otro, extendiendo la manguera: “Sí, señor, su señoría, señor, riegue, riegue, riegue, riegue, riegue”, y el incendio seguía ardiendo; seguía ardiendo.

Después de un rato llamaron a Louisville. Del otro lado del puente vino el gran camión de bomberos. Apenas llegaron, ya habían sacado una escalera plegable. El que estaba… Antes de extender la escalera, el jefe estaba al frente. Cuando subieron la escalera, el jefe estaba arriba. Cuando llegó a la ventana, no se quedó parado allí: “Echen un poco de agua aquí, echen un poco de agua allá”. ¿Qué hizo? Tomó el hacha y rompió la ventana y dijo: “Vamos, muchachos”. …?…Eso es lo que hizo nuestro Jefe. Aleluya. Encabezó el camino por la muerte, el infierno y la tumba, y dijo: “Vamos, muchachos”. No alguna clase de credo. ¡Oh, vamos! Él va al frente. Aleluya. A los pocos minutos estaba apagado el incendio.