11/05/2020
Artículos archivados: Finlandia, parte 7

La siguiente es la séptima parte de nuestra serie de la publicación de 1950 HYVÄ SANOMA (Las Buenas Nuevas), escrita originalmente en finlandés y traducida al inglés.

Accidente: la visión cumplida

Hace dos años en América, Branham vio una visión, que fue publicada en el periódico local: un niño de entre 8 y 10 años, con pelo castaño claro, muere en un accidente. En la visión, se dobla junto al niño y oró por él, y un momento después, regresó a la vida. Después de que se conociera esta visión, Branham fue llevado a la parte trasera de una tienda de campaña en un gran avivamiento, para ver a un niño tendido allí, que se había ahogado. Los padres pidieron que el Hermano Branham orara por el niño. Quizás su hijo era el que se levantaría de entre los muertos. El Hermano Branham miró al niño y sacudió la cabeza; no, no era el mismo niño que había visto en la visión. Él tuvo que consolar a los padres y alentarlos a soportar su gran dolor.

Cuando volvían de Puijo, dos niños jugaban juntos al lado de la carretera, Kari Holma de 8 años y Matti Väätänen de 9 años. Por alguna razón inexplicable, corrieron repentinamente delante de un vehículo que pasaba. Su parachoques arrojó a uno de los niños a la pendiente de la carretera y el otro al pavimento. Según los periódicos, ambos resultaron gravemente heridos.

El siguiente vehículo que llegó, llevó al niño Matti a un hospital. Al mismo tiempo, llegó otro vehículo conducido por el Hermano Soininen, donde también estaban los hermanos: Branham, Lindsay y Moore, y la Hermana Isaacson. Otros hermanos se sentaron junto al Hermano Soininen, excepto Branham y la Hermana Isaacson, quien había levantado a Kari en sus brazos. Su cuerpo estaba completamente rígido.

El Hermano Branham se arrodilló al lado de Kari e intentó tomarle el pulso, pero al parecer ya no tenía. Procuro sentir su respiración en la parte delantera de su boca, pero no parecía mostrar ninguna señal de vida. Entonces acercó la cabeza del niño a su corazón y empezó a orar: "Oh, Señor, permite que el espíritu de este niño regrese. ¡Resucítale a vida!”. Como cinco minutos después, el niño resucitó y Branham percibió unos cuantos latidos. Después de un momento el corazón empezó a latir de nuevo con su ritmo normal. Cuando llegaron a la entrada del hospital, el niño comenzó a llorar.

En la reunión de la tarde, el Hermano Branham contó sobre el incidente y dijo que, un poco antes, se había encontrado con el Ángel, el cual se le aparece con frecuencia. El Ángel le recordó la visión que había tenido hace dos años y que ahora se había cumplido. Branham estaba seguro de que el niño se recuperaría totalmente y pidió a sus padres que se reunieran con él en el hotel al día siguiente. Y así sucedió. Les contó lo que le había sido dicho con respecto a este niño dos años antes. El Hermano Branham también oró por Matti y luego lo vio en una visión, aunque estuvo mucho tiempo entre la vida y la muerte. Ahora también está vivo.

El padre de Kari le había mostrado a su hijo uno de los libros de Branham donde estaba su foto y dijo: "Estarías muerto en este momento si no fuera por este hombre". Kari respondió: "¡Envíale mis saludos al tío Branham!"


En la parte superior: fotografía de visitantes en la torre Puijo. El Hermano Branham es el tercero desde la derecha en la fila del frente.
Fotografía inferior: El Hermano Lindsay bajó de la torre antes que los demás y después tomó una foto del resto.

Los recuerdos de Puijo

El viernes, 21 de abril, en Kuopio, disfrutamos de un descanso muy agradable y fuimos a Puijo para admirar la tierra de los mil lagos con los hermanos Branham, Lindsay y Moore, junto con otros compañeros creyentes. Hacía un día soleado y despejado. Nuestros invitados estaban fascinados con el paisaje desde arriba de la torre. Lindsay y Branham tomaron fotografías del paisaje y observaron con binoculares los alrededores de Kuopio. Cada uno hacía lo suyo. Tomé fotografías de diferentes personas y grupos. Entre otras, tomé una del Hermano Branham mientras tomaba una foto desde la cima de la torre. Cuando se dio cuenta de que la había tomado por sorpresa, sonrió dulcemente.

Queríamos cantar algunas canciones en escala menor. Branham, que ha sufrido mucho, también canta en escala menor y nuestras canciones le causaron una gran impresión. La Hermana Isaacson interpretó la letra de las canciones, las cuales llenaron de lágrimas los ojos de nuestro hermano. Después de un rato oramos y, me pregunto, si alguna vez ha habido un grupo tan feliz como el que estuvo en Puijo.

Cuando bajó, la Hermana Isaacson comentó que Branham había dicho que le prometía a Dios que quería ser una mejor persona que antes.

En el restaurante de Puijo había una mesa grande preparada para los invitados. Cuando llegamos allá, nos encontramos con algunos hombres de negocios, uno de ellos era muy conocido y adinerado. Nos pidieron que les cantáramos otra canción. Nos habían oído cantar en la torre y también les había conmovido el corazón. Escucharon de pie en la puerta, mientras cantábamos: "¿Por qué se quedan en los caminos del mundo...?".

Cuando los demás nos sentamos alrededor de la mesa, el Hermano Manninen fue a saludarlos y los animó a buscar la salvación. Dijo: "La salvación es la misma para los ricos como para los pobres".

“Uno de los hombres dijo: "Qué es la riqueza, ¡sólo basura! Tengo que dejar todo aquí cuando me vaya". ¡Que el Reino de los Cielos llegue a estas almas hambrientas!

Hablamos de muchos temas. Le pregunté al Hermano Branham sobre la visita a la corte de Inglaterra. ¿Ya había estado allí? No, aun no. Hacía unos ocho meses recibió una invitación del Rey para ir a la corte, no solo por él, sino por muchos otros que necesitan ayuda, pero aún no había respondido a la invitación. Branham dijo: “Quizá en nuestro viaje de regreso a América haga esa visita”.

Alguien estaba hablando del móvil perpetuo; otro mencionó que el gran pastel que estaba en la mesa era de una pareja que había recibido ayuda en la reunión la noche anterior. Escogimos tarjetas postales y les dimos a nuestros invitados pequeñas bandejas de plata como recuerdo de Puijo. Éramos como cualquier otro pequeño grupo. De repente, Branham empieza a hablar, calmado y afectuosamente, pero ardiendo en el Espíritu con el que se caracteriza:

"Al sentarnos alrededor de esta mesa, me hace pensar en el día en que todo haya terminado. Nos sentaremos en la cena de las bodas del Cordero y el Rey pasará y nos limpiará las lágrimas de los ojos. Entonces no recordaremos las aflicciones que nos oprimieron aquí abajo. Todos hablaremos el mismo idioma. ¡Vivamos para ese día!".

En menos de lo que se tardaría en contar, entramos en una atmosfera Celestial y esperamos que él continuara. Queríamos sentarnos y escuchar durante mucho tiempo, pues Branham es un hombre que está rodeado de una atmósfera especial de pureza y santidad. Aunque era como uno de nosotros, siempre quería dar prioridad a los demás y se callaba con gusto cuando otros hablaban.

Al Hermano Branham le gusta el canto y la música. Cuando nos sentamos alrededor de la mesa, cantamos "Que resuene el mar de la vida". La Hermana Isaacson tuvo que interpretar de nuevo. Se notaba que Branham disfrutaba de la hermosa melodía y de las palabras: "La orilla de la paz se ve difusa ante nuestros ojos. Allí anhelo..." Esas fueron las palabras que encontraron una respuesta en el corazón de nuestro hermano. Allí siempre anhelará. "Amo a Jesús", repitió varias veces. "Quiero ir al Cielo. Hay tantos parientes que quiero encontrar."

Le dije que esta hermosa canción fue escrita por un predicador "que ya está allá". El hermano asintió con la cabeza y escuchó la canción, con los ojos llenos de lágrimas. Es un hombre muy sensible y emotivo.

El Hermano Soininen habló por todos nosotros: "Nunca olvidaremos esta tarde. Dios los trajo aquí, queridos hermanos, con nosotros. Gran misericordia ha llegado a esta ciudad".

Unto kunnas

El lunes de la próxima semana, publicaremos la octava parte de nuestra serie, en el que se muestra que el enemigo siempre está presente y cómo el gobierno se opuso a la Sanidad Divina.