18/05/2018
Me mantuve firme

… considerad los lirios del campo, cómo crecen:

Esta hermana nos cuenta en su testimonio cómo se mantuvo firme por su fe y decidió separarse por completo de su escuela. Sin embargo, los planes del Señor eran distintos.

Me gustaría compartir un testimonio de lo maravilloso que es el Señor conmigo. Siempre me ha gustado mucho oír la transmisión en vivo del servicio del Tabernáculo Branham; pero donde vivimos el horario está doce horas adelantado con respecto al de Jeffersonville, así que tenía que faltar cada lunes a la escuela. Algunos compañeros y mi profesor lo notaron y me preguntaron la razón, así que les expliqué. Dijeron que mis notas podían bajarse, pero eso no me preocupó. Seguí escuchando el servicio. Luego nuestro orientador nos informó que cambiarían los uniformes y la falda debía estar por encima de la rodilla. Enseguida le dije a mi profesor que no podía usar esa clase de falda, pero solo respondió que quizás entonces debía usar pantalones. Se lo conté a mis padres y, desde entonces, decidí dejar de asistir a la escuela, pues para mí el Mensaje es mucho más importante. Pensé que sería libre de pruebas y tentaciones durante ese tiempo, pero estaba equivocada. Tenía más luchas que cuando estaba en la escuela. Le oré a Dios y no parecía recibir respuesta. Pasadas dos semanas, seguía luchando, pero me mantuve orando. Un día, el 5 de enero, leí la Cita del Día y mi corazón saltó de gozo. Esta fue la cita:

Y recuerden, en el mismo momento que la virgen durmiente fue a comprar aceite, fue cuando vino el Novio. Gloria. ¿No lo ven? Si los presbiterianos y los episcopales y esos otros, vienen buscando el Espíritu Santo, más le vale a Ud. que limpie su lámpara. Limpie, limpie, sí, necesita ser limpiada. Pentecostés, más les vale que limpien algunas lámparas. Amén. Corten mucho de este mundo de Uds. Uds. se han oxidado. La mecha está en mal estado. Saben, esa mecha es algo grandioso. Yo solía observar. Lo que es una verdadera mecha de Dios un—un creyente, es una mecha. Miren él tiene fuego en un extremo, acá arriba, y el otro extremo está sumergido en aceite, sacando aceite y haciendo el fuego. ¡Qué—qué iglesia, qué poder! ¡Qué lugar en el cual estar! ¡Aleluya!

Brillando esa misma luz del Evangelio que brilla en el oriente está brillando en el occidente. Habrá luz en el tiempo de la tarde. Levántense, limpien su lámpara, pentecostés. Corten el mundo; corten las modas del mundo; corten las cosas del mundo. Prepárense; la hora está a la mano.

La marca de la bestia y el sello de Dios, parte 1 (61-0216)

Dios jamás me ha desamparado; me recordó de nuevo y respondió mis oraciones. Al día siguiente, mis amigos me visitaron y trataron de convencerme de regresar a la escuela. Sonreía y respondía: “No”. El mismo día, cinco de mis profesores vinieron a visitarme. Me preguntaron por mi falta de asistencia, así que les expliqué la razón. Sé que Dios hizo que el profesor cambiara de opinión, pues mi orientador dijo que ahora puedo usar falda larga en la escuela y hablaríamos en la oficina del rector sobre mi ausencia de los lunes. Aunque me entristecí un poco porque no quería seguir, consideré que si era la voluntad de Dios la seguiría. Mi mamá me acompañó a la escuela el lunes por la tarde y sé que Dios estuvo con nosotros, pues después de hablar un poco, el rector y mi profesor me dijeron que iban a considerar que faltara los lunes. Después de eso regresé a la escuela. No sé cómo y no puedo explicar por qué; pero algo sucedió dentro de mí. Entonces me di cuenta de que nuestros planes no son los Suyos y nuestra voluntad no es la Suya. Agradezco a Dios por todo lo que hizo por mí. Le agradezco por guiarme a Su voluntad perfecta. La voluntad de Dios es siempre perfecta y, aun si surgen grandes pruebas en mi vida y también en la de ustedes, sé que Él abrirá un camino.

Él ya lo hizo por mí y sé que lo hará por ustedes porque Él es Hebreos 13:8.

Su hermana en Cristo, Lily Vale Alo

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