05/04/2016
Apacienta mis ovejas

Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

Juan 21:17

Con un territorio casi del tamaño de Maryland completamente rodeado por República de Sudáfrica, Lesoto es el único estado independiente en el mundo cuya superficie total se sitúa a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar. En el 80 % del país, la altitud supera los 1.800 metros. Con razón lo llaman El Reino de la Montaña.

En la región montañosa del nordeste del país, se halla un lugar llamado Mokhotlong. Allí hay un clamor por el Mensaje de la hora entre las tribus.

Hace poco, el personal de la oficina de Durban visitó esa zona y nos envió estas buenas nuevas sobre su viaje:

Nuestro viaje más reciente a Lesoto podría resumirse en estas palabras de nuestro Señor Jesús: “Apacienta mis ovejas”. Nuestra misión era alcanzar las regiones montañosas, equipados con Alimento de oveja, que se había almacenado para la gente de Lesoto.

Nuestro contacto de Maseru logró comunicarse con tres hermanos jóvenes de la región de Mokhotlong. Resultaron muy idóneos, pues nos guiaron a diario de una aldea a otra, en nuestro intento de ubicar a todos los creyentes para entregarles las provisiones espirituales que Dios les había reservado.

Cada familia recibió en el idioma sesotho una Biblia y una colección de folletos que contiene todos los sermones disponibles en ese idioma. También suministramos a cada familia creyente una poderosa tarjeta microSD en sesotho. Con esmero instalamos en seguida las tarjetas SD en los dispositivos compatibles y les mostramos cómo usarla y las funciones que ofrece, para asegurarnos de que todos los registrados en nuestra lista de correos —iglesias, familias o individuos— puedan escuchar por sí mismos lo que dice la Voz Bíblica de nuestro día.

En varias ocasiones, durante esta obra misionera, nos sentimos dirigidos a desviarnos del itinerario para compartir el Evangelio con los habitantes con que nos cruzábamos. ¡Esos encuentros entusiasmaron nuestro corazón!

No sé cómo describir lo que sentimos en el corazón por la gente humilde que conocimos en Lesoto. Qué bendición y privilegio significó encontrarnos con los pastores de las montañas y testificar a los que cosechaban en un campo de trigo durante “el tiempo de la siega”. Vimos las mujeres del pueblo Sotho sacudiendo el trigo en la era. Mi corazón ardió mientras veíamos las parábolas de nuestro Señor Jesús cobrar vida ante nuestros ojos.

Uno de los trabajadores del campo me dio un puñado de grano que recolectaron allí. Sostuve ambos en mi mano: la semilla y la cáscara. Pensé: “Este Mensaje encajaría con estas personas a la perfección”. Con esta planta de trigo el profeta ilustró cómo es la jornada de la Vida en el cuerpo, la cual culmina cuando la misma semilla que cayó a la tierra se reproduce.

Queríamos que cada trabajador del campo escuchara en su propio idioma el mensaje La semilla no es heredera con la cáscara. Sentimos lo mismo con respecto a los pastores de las colinas: nos habría encantado reunirlos a todos para escuchar el sermón Por qué tuvo que ser pastor.

Me sobrevinieron las palabras de nuestro Señor y Maestro: “La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos”. Agradecemos la oportunidad de servir a la Novia de Jesucristo.

¡Enviamos los agradecimientos del pueblo Sotho a todos los contribuyentes de este ministerio! Que Dios los bendiga ricamente, pues han manifestado su amor por Él al “apacentar Sus ovejas”.

Equipo de VGR de Durban