Este fin de semana significó una bendición: el tiempo que dediqué a orar y escuchar la Palabra con mi esposo y mis hijos, sabiendo que un sinnúmero de personas estaba haciendo lo mismo y escuchando las mismas palabras al mismo tiempo, ¡me encantó!
Al final del último mensaje del domingo, cuando el Hermano Branham dijo que impusiéramos las manos sobre los otros, estaba sentada junto a la cuna donde dormía mi bebé de 13 meses. Ella estaba sufriendo de problemas estomacales y diarrea grave, sin ningún otro síntoma, a excepción de una leve dermatitis del pañal. Pensaba llevarla al médico esa semana. Extendí la mano por en medio de los barrotes de la cuna, la coloqué sobre ella y oré. Luego me puse de pie para aceptar la sanidad de mi bebé. En las siguientes 24 horas la diarrea disminuyó notablemente ¡y ahora ella ha vuelto a la normalidad! ¡Las cintas y la Palabra de Dios tienen poder!
Hermano Joseph, ¡gracias por fijar este horario para el fin de semana de Pascua!
La Hermana Williams
Estados Unidos