13/04/2020
Artículos archivados: Finlandia, parte 3

La siguiente es la tercera parte de nuestra serie de la publicación de 1950 HYVÄ SANOMA (Las Buenas Nuevas), escrita originalmente en finlandés y traducida al inglés.

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades”

Isaías 53:4

La huérfana de guerra, Veera Ihalainen, de 11 años y proveniente de Leppävirta, recibió una sanidad maravillosa. Estuvo en un hospital del condado y en un hospital infantil, pues sufría de una enfermedad llamada Legg-Calvé-Perthes, que afectaba su cadera y no podía caminar sin muletas. Además, llevaba una pierna artificial que pesaba 1.6 kilogramos, sostenida con hierro y correas de cuero, de modo que sólo podía moverse balanceando su cuerpo. Ella vino a la reunión con su enfermera. Cuando vio entrar al Hermano Branham por la puerta principal, agarró su ropa con su fe de niña. Branham no se encontraba con su intérprete, así que no pudo decirle nada, aunque quería.

Veera pudo entrar y cuando se formó la línea de oración, ella también pasó con su enfermera a donde Branham. Entonces Branham recordó el incidente en la puerta principal y le dijo a la niña que se quitara la prótesis y dejara las muletas. Veera se sentó en una silla y rápidamente se desató las correas de la prótesis. Al cabo de un rato, caminó por la plataforma cargando la pesada prótesis y llorando de gozo a gritos. En ese momento, Branham dijo que ella había sanado afuera cuando lo tocó, aunque no pudo decírselo en ese momento. Imagínense cómo la audiencia se regocijó y agradeció al Señor.

A Veera se le pidió que volviera con la audiencia, pero ella comenzó a subir a la plataforma por los estrechos y empinados escalones. Pero había tanta gente que le bloquearon el camino, por lo que tuvo que regresar por el mismo camino. Antes no había sido capaz de caminar sin la prótesis. La enfermera de Veera estaba profundamente conmovida por la obra del Señor en la pequeña niña. Después Veera tuvo la oportunidad de testificar ante la congregación que Jesús la había sanado y le tomaron varias fotografías. Unas semanas después de esto, la madre de Veera escribió a sus amigos contando que Veera estaba jugando y corriendo afuera como todos los otros niños.

La siguiente descripción corresponde a la fotografía de la página 89:
Una fotografía de la pequeña Veera Ihalainen en la tienda del patio de Eelim, junto con sus muletas y la pierna artificial de 1.6 kilogramos en su mano. Varios días después nos enteramos de que Veera estaba corriendo y jugando afuera como todos los demás niños sanos.

Laina Korhonen,

proveniente de Lapinlahti, tenía los ojos cruzados. Aunque aún era muy joven, solo tenía 8 años, tenía los ojos cruzados desde la infancia. Los padres de Laina eran Cristianos. Cuando tenía 2 años, el médico le dio unas gafas que la ayudaban con la desviación, pero fue en vano. La parte blanca del ojo había desplazado gravemente la pupila, como suele ocurrir en los casos graves de estrabismo. El sábado se encontraba en la línea de oración y al instante sus ojos empezaron a enderezarse. Al día siguiente le tomamos una fotografía. El sol brillaba directamente en sus ojos y, como se puede ver en la fotografía, sus ojos estaban casi alineados. En ese momento ya era una niña completamente diferente a la de antes. Se podrán imaginar lo feliz y agradecida que estaba. También dijo que su hermano, Olavi, que era sordo de un oído (el derecho), había recibido su audición el mismo día. No tuvimos la oportunidad de conocerlo.

Mimmi Kämäräinen,

proveniente de Tampere, contó que había sufrido un accidente de tráfico hacía más de 10 años. Por lo que se fracturó la cadera y el reumatismo afectó esa zona. Ella también usaba dos muletas para caminar en la casa. Los médicos le habían indicado que no caminara sin muletas y antes le habían propuesto una operación, pero ya era demasiado tarde. Su pierna se habría entumecido. La hermana estaba decepcionada. Le dieron una tarjeta de oración, pero no logró subir a la plataforma para ver a Branham. El sábado en la noche estuvo en la línea de oración en Kuopio. Branham la tomó de la mano y la vio sana y dejando las muletas. La hermana quería recuperar las muletas, pero Branham aseguró que no las necesitaría. Al día siguiente, esta hermana caminó por lo menos 3 kilómetros y ni siquiera se cansó. Caminó enérgicamente hasta la plataforma de Eelim, delante de toda la congregación, y afirmó gozosa que había experimentado un gran milagro. Cientos de amigos en Tampere pueden testificar de eso.

Vivi Vestergård,

de Pirttikylä, una joven de 17 años ha vuelto a nacer hace solo dos meses. Un predicador local asumió los gastos para llevarla a Helsinki. El 26 de abril ella estuvo en la reunión, junto con dos personas que le ayudaban a caminar, cuando sufría de fuertes calambres nerviosos que se repetían hasta 20 veces al día y especialmente cuando estaba con otras personas. Durante los ataques, su cabeza se iba para atrás y rechinaba los dientes como en las convulsiones de epilepsia. Cuando se formó la línea de oración, ella fue con ayuda de otros. Vio cómo levantaban muletas y bastones de la plataforma y el Señor le dio fe. Si los lisiados y los enfermos sanan, ¿no me sanará también el Señor? Ella creyó y cuando Branham la tocó, experimentó el milagro de sanidad. Salió del Messuhalli sin que nadie la ayudara y, al día siguiente, estaba caminando por la ciudad como cualquier otra persona. La vimos la noche siguiente en la reunión en Messuhalli y nos comentó que sentía que estaba en otro mundo.

La señora Irja Bergström,

escribe:

Para la gloria de mi Jesús, quiero testificar de Su poder sanador.

En octubre de 1948 (tenía 22 años) después de que mi bebé naciera, contraje una grave enfermedad ginecológica (llamada ovario inflamado, salpingo-ooforitis). Recibí tratamiento de varios médicos y me aliviaba por un tiempo, pero siempre sentía el dolor, a veces muy fuerte. Varios médicos, incluyendo el profesor Rauramo, dijeron que mi enfermedad no tenía cura.

A pesar de estas declaraciones, confié en el Poder sanador del Señor y en que Él no me avergonzaría, sino que respondería mis oraciones.

 En las reuniones del Hermano Branham en Kuopio, cuando estaba en la línea de oración y el hermano me impuso las manos, sentí el poder del Señor pasando a través de mí. Al instante, sentí que estaba sana. ¡Gracias, Jesús!

En menos de un mes, dos médicos me revisaron y declararon que mis órganos están perfectamente sanos y me dieron un informe de esto.

Jesús verdaderamente está vivo y sigue obrando entre Su pueblo. ¡Bendito sea el Nombre del Señor!

¡Un saludo sincero!

La señora Irja Bergström, Kauhava

El editor tiene un certificado médico expedido por el médico Marja Ylänkö, el 15 de mayo de 1950, concerniente a las enfermedades que padeció la Sra. Bergström y de las que se ha recuperado totalmente. Además, el médico del condado Weli Ylänkö ha llegado a las mismas conclusiones.

Kyllikki Hannukkala,

De Maakeski.

Llevaba 17 años usando anteojos, de los cuales 4 años y medio con un aumento muy alto. En ese momento, había ordenado un par de anteojos del extranjero. En uno de sus ojos la vista es más débil y una migraña grave la obligó a dejar su trabajo en la oficina municipal de Asikkala en enero de 1946. Ella visitó al médico Mäkelä de la Cruz Roja y el médico Jokivartio había declarado que el dolor que se presentaba día y noche había afectado el tercer nervio, de modo que este comenzó a paralizarse. Si hubiera contraído una infección en el ojo, le habrían practicado una operación que le habría paralizado la cara. Los médicos no pudieron hacer nada por sus ojos.

El sábado, la Hermana Hannukkala se sentó adelante y recibió una tarjeta de oración, para pasar a donde estaba Branham en la plataforma. Branham dijo que tenía una enfermedad en los ojos y en los nervios y le pidió que se quitara los anteojos. Y cuando lo hizo, la luz no le incomodó como antes. Por la tarde, aún no podía leer, pero empezó a orar. En la noche, como a las 2:30, una corriente eléctrica recorrió su cuerpo y ella comenzó a alabar al Señor en nuevas lenguas. Por la mañana empezó a leer y todo empezó a aclararse. Ella podía leer bien y el dolor de cabeza había desaparecido. A la hermana se le dificultaba realizar actividades mientras le arreglaban los anteojos. Ahora no los necesita. Pueden imaginarse lo feliz que está. Ahora no le duelen los ojos ni la cabeza y puede volver a trabajar. La hermana dice que a medida que su fe se fortalece, su salud mejora.

Martta Hellén,

De Tampere.

Estuvo sorda de su oído derecho desde que tenía 9 años. Su hermano accidentalmente le dio un golpe tan fuerte en el oído que le reventó el tímpano. Los médicos dijeron que nunca volvería a oír por ese oído. El 24 de abril, Branham oró por esta hermana. También estaba enferma de las piernas. Mientras oraba por ella, Branham notó inmediatamente el espíritu de sordera y el dolor en las piernas debido al reumatismo. Volvió a oír por el oído, que llevaba sordo durante décadas, y al mismo tiempo sus piernas sanaron.

Else Nikkinen,

De Toivakka.

Oraron por ella el 25 de abril. Llevaba 20 años sufriendo de bocio. Le crecía por dentro y por fuera, y le presionaba mucho el corazón. Al subir a la plataforma sintió que la estrangulaban y pensó que eso ya había desaparecido. Cuando se acercó a Branhan, él estaba hablando por el micrófono y no se dio la vuelta. “Detrás de mí, hay una hermana cuyo bocio acaba de desaparecer”. Era un hecho real.

K. A. Pohjakallio,

De Tampere.

Estuvo enfermo de un problema hereditario de los nervios en el estómago. Debido a eso y a la falta de ácidos estomacales, sufría frecuentemente de dolores que podían durar horas. Antes de comer, siempre tenía que tomar ácido salino para evitar consecuencias peores. El 24 de abril, el Hermano Pohjakallio recibió oración en la plataforma y Branham le mencionó las causas de su enfermedad. Sanó al instante y después testificó públicamente. Sus familiares se han maravillado mucho, puesto que ya no toma ácido salino antes de las comidas y sus problemas estomacales han desaparecido por completo.

Carita Stenbäck.

De Helsinki.

Estuvo enferma desde su nacimiento. Especialmente en su garganta con una enfermedad grave. En los años 41 y 42, el profesor Salzman, del Hospital María, le descubrió una enfermedad llamada hipotiroidismo, que le causaba problemas en el metabolismo. Esto le provocó efectos secundarios terribles, como una inflamación anormal en la cabeza y en otras partes. También sufría de hemorroides, que ocasionalmente le causaban dolor y mareo. El 24 de abril subió a la plataforma y al instante experimentó un milagro de sanidad. Por primera vez, se siente como una persona normal.

Kirsti Matilainen,

Una joven de 16 años, de Jyväskylä, compartió este testimonio por medio de una carta:

“¡Alabado sea Jesús por haberme sanado a mí también! Sufrí durante 5 años de tuberculosis en mi pierna izquierda y no podía caminar sin muletas. Ahora, por la gracia de Jesús, puedo caminar perfectamente”.

Kirsti es salva desde hace 3 años y medio, pero sus padres no. Ellos le habían dicho que no valía la pena viajar a Kuopio en busca de sanidad. Pero Kirsti vino y, el viernes, estaba en la línea de fe. Desde entonces camina como todos los demás.

El lunes de la próxima semana, publicaremos la cuarta parte de la revista —incluye la introducción del Hermano Ern Baxter e indicaciones de cómo la gente debe prepararse para las reuniones—.