16/06/2020
A Dios le importa

Dios se interesa por nosotros, nuestras familias, nuestro sustento y hasta por los animales que forman parte de nuestras vidas. Cuando estos creyentes de Zimbabue atravesaron una crisis, recordaron la famosa historia de la Madre Zarigüeya. Como siempre, podemos aplicar a nuestra vida las historias del Mensaje del Hermano Branham y las de la Biblia.

El 24 de abril de 2020, con mi esposa nos encontrábamos en nuestra tierra de cultivo, ubicada a las afueras de la ciudad de Kwekwe (Zimbabue). Al atardecer, el muchacho que cuida el ganado regresó de apacentar las reses y las cabras. Dos terneros que habían permanecido en casa mientras sus madres iban a pastar, corrieron emocionados a encontrarse con sus madres en el kraal (recinto para ganado y otros animales domésticos en el sur de África). Corrieron hacia sus madres y comenzaron a amamantarse.

De repente, mi esposa y el muchacho que cuida el ganado, quienes se encontraban en el kraal con el ganado, me llamaron para que viera lo que pasaba con uno de los terneros (tenía casi un mes de edad). Me dirigí al kraal y no podía creer lo que el diablo intentaba hacerle al ternero. Cada vez que intentaba tomar leche de su madre, esta se le salía por la boca y la nariz como si tuviera una obstrucción en la garganta. Intentó amamantarse varias veces, pero fue en vano; así que se rindió.

Estaba en un estado tan lamentable que me conmovió. Mi esposa estaba más afectada que yo, puesto que ama al animalito. Como siempre, dijo: "El diablo es un mentiroso". El muchacho que cuida el ganado comentó que buscaría una solución de sal y agua para darle de beber al ternero (alguna cura tradicional). Mientras él iba, recordé que nuestro Profeta, el Hermano Branham, oró por una madre zarigüeya que estaba muriendo y Dios la sanó.

Ofrecí una breve oración por el ternero en el kraal. De alguna manera, sentí de repente la urgencia de ir a nuestro dormitorio a orar por el ternero. Llamé a mi esposa y fuimos a orar juntos. Después de orar, regresamos al kraal. Nos sentimos tan contentos y agradecidos con el Señor Jesús al encontrar al ternero amamantándose sin ningún problema. El muchacho regresó con la solución de sal y agua para dársela al ternero. No dejé que se la diera, pues el Señor Jesús ya lo había sanado.

Desde ese día, el ternero se alimenta normalmente sin problemas. El Señor Jesús, que sanó a la zarigüeya, es el mismo que sanó a mi ternero. Él es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. ¡Gloria a Dios! Dios los bendiga, Santos.

Richman Madiro - Zimbabue

Y luego en el desierto con los hijos de Israel en su caminar, viniendo de Egipto a la tierra prometida, y ellos tenían... Dios prometió suplir todas sus necesidades, lo que ellos necesitaran... Y cuando llegó el momento en que estaban enfermos y muriendo, y todos los remedios de Egipto, toda la medicina, la sabiduría de los egipcios, ninguna de sus raíces y hierbas podía curar esta enfermedad; entonces la manera… Cuando Moisés clamó a Dios en media de una crisis, luego lo que Dios hizo que Moisés hiciera, Él tiene que hacer lo mismo cada vez que surja esa misma crisis. Pues, si Él no lo hiciera, Él habría obrado mal cuando lo hizo allá atrás. Entonces Dios es culpable (¿ven?).

Así que, Él tiene que actuar de la misma manera cuando la misma crisis... porque si Él actuó de esa manera fue perfecto, y Él no puede actuar de otra manera más que perfectamente cada vez. Tiene que ser perfecto. Amén. ¿Lo ven?

La infalibilidad de la Palabra Hablada de Dios (56-0404)