Me gustaría agradecer a Dios y compartir un testimonio de Su protección.
Ayer robaron un banco ubicado a cincuenta metros de nuestra casa cuando mi esposa se dirigía a la escuela para recoger a los niños como hace todos los días.
La escuela queda a quince minutos a pie. Ella nunca llega tarde, pero ayer se retrasó diez minutos. Cuando pasó cerca del banco, notó que llegaban varios vehículos de la policía y hasta un helicóptero, y que la gente corría por la calle.
Sin saber qué pasaba, confió en Dios y continuó su camino a la escuela. Pero no tenía idea de que el robo estaba ocurriendo en ese mismo momento.
Ahora, esto es lo glorioso. Mi esposa me contó que ese día se retrasó porque por primera vez prolongó su hora de oración diaria a dos.
Aquí todo ocurre en la tarde. Si ella hubiera salido a tiempo, no sé qué habría sucedido. Suele orar desde las 2:30 a las 3:30 p. m.; pero ese día oró hasta las 4:30. Salió de casa en dirección a la escuela a las 5:20; generalmente parte a las 5:10.
Así es, hermanos míos, nuestro Dios es maravilloso. Él nos cuida y nos libra todo el tiempo. Con frecuencia no nos percatamos de que está protegiéndonos en ciertas ocasiones.
Dios los bendiga,
El Hermano Fabio
Brasil