¿Qué ocurre cuando uno empieza a escuchar el Mensaje de la hora tan oportuno y es motivo de gozo conducir ocho horas para confraternizar con la Novia?
Pronostican tormentas en todo el trayecto a casa, ¡pero solo caen cuatro gotas de lluvia y el tráfico de Atlanta es el más ligero que se ha visto!
De camino a casa, uno se entera de que los chirridos que se escuchan son los rodamientos de las llantas que necesitan cambiarse. Cuestan 500 dólares, pero ¡le entregan el cheque de la renta ese mismo día!
Tormentas y tornados azotan el estado, el peor clima que se ha presenciado en años, y uno necesita regresar al trabajo para limpiar una casa. Entonces se ora para que el clima se calme y, mientras uno sale de casa y llega a la puerta, la lluvia ha cesado.
Uno ora para que Dios proteja la casa y a la familia, y el tornado que tocó tierra a una salida de la autopista de la oficina de su hijo, se levanta y la rodea.
Uno se lastima la espalda y la rodilla, pero el Poder de la Palabra está presente y todo sale bien.
Su esposo sufre un ataque doloroso de gota en el pie que seguramente no lo dejará dormir. Esperen, tengo un pañuelo (paño de oración) en mi bolso. Le pongo el pañuelo, aplico la promesa, ¡aplico (enciendo) la Palabra! y ¡él duerme toda la noche!
¡La victoria es nuestra!
La Hermana Theresa