Quiero darle al Señor Jesús toda la alabanza, honor y gloria, ¡pues verdaderamente es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos!
El viernes por la noche, dejé un remolque de eje central en un sitio del trabajo donde tenía que recoger un equipo de alquiler. Sabía que volvería el lunes y no quería trasportar el remolque de camino a casa y luego de regreso.
El lunes por la mañana, cuando fui a recoger el equipo y el remolque, este ya no se encontraba allí. Llamé al cliente y al dueño de la propiedad para saber si lo habían trasladado, pero respondieron que no. Habían robado el remolque en el trascurso del fin de semana. Diligencié una denuncia policial y le informé a mi jefe que habían robado el remolque de la compañía.
Luego pensé en dirigirme al Señor y enviar una petición de oración a toda nuestra asamblea local, pero Satanás me asaltó con dudas: “¿Por qué vas a hacer eso?, ¿qué pasó con el otro remolque?, ¿quieres otra respuesta negativa?”. Hace unos años, me robaron un remolque y oré al respecto, pero aún no lo han regresado ni lo han encontrado.
Entonces, pensé: “¡NO! ¡Les pediré a los santos que oren y se lo encomendaré al Señor!”. Como una hora después, ¡me escribió un hermano de la iglesia para informarme que lo había encontrado!
El lugar donde hallaron el remolque.
No creo en las coincidencias; anteriormente había trabajado con este hermano y él conocía el remolque. Fue a un taller para recoger una máquina ¡y allí apareció!
Dios obró por ambos lados, ¡pues sabía que él se dirigía allá por esa máquina y que yo pediría oración! Solo quería compartir este testimonio y atribuirle todo el mérito a Dios por restituir el remolque.
Este arcoíris doble apareció sobre nuestra tienda el día en que recuperaron el remolque.
Dios los bendiga,
El Hermano Chris
Estados Unidos