12/06/2019
Él nos cuida

Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal.

2 Tesalonicenses 3:3

Si tan solo nos diéramos cuenta de que cada uno puede escribir un libro sobre cómo el Señor ha estado pendiente de nosotros en todo momento. Al librarnos de un accidente automovilístico o simplemente encontrar una billetera perdida; no obstante, debemos glorificar a Dios en todo. Esta hermana escribió sobre cómo un pajarito especial llamó su atención a algo que pasó desapercibido por días.

Tengo un simple testimonio de algo que sucedió recientemente. Estaba en la cocina haciendo la limpieza diaria y empecé a oír golpecitos en la puerta de vidrio de mi casa.

Pensé que era el viento (pues se había pronosticado mal tiempo para ese día) agitando las campanas de bambú y sacudiendo la puerta. Siguió ocurriendo, quizás cada minuto o dos.

Entonces decidí echar un vistazo, abrí las cortinas y vi un pequeño petirrojo en el poste afuera.

Pensé: “Oh, qué tierno” y no le presté mucha atención mientras continuaba con mi día. Más tarde, mi cuñado me lo recordó, dijo: “Sé qué está produciendo ese ruido”.

Dijo que era un pájaro golpeando el vidrio y que probablemente estaba buscando insectos en la puerta.

Pasaron dos días completos y seguí escuchando los golpecitos en la puerta de vidrio. Mi hermana también lo oyó mientras hablaba con ella por teléfono. Le pregunté al pájaro por bromear: “Petirrojo, ¿qué necesitas?, ¿por qué no paras de molestarme?”.

Entonces decidí hablar con mi hermana por videollamada para que pudiéramos averiguar qué quería el petirrojo. Cuando me acerqué a la puerta y abrí las cortinas, lo vi allí mirándome fijamente como a un metro o menos de distancia. Miré y no había ningún insecto (contrario a lo que mi cuñado presumió).

Observé el entorno y de inmediato bajé la mirada hacia la cerradura y lo único que pude hacer fue agradecerle a Dios por lo que noté: ¡la puerta había permanecido abierta todo el tiempo! Y ese pajarito intentaba advertirme mientras yo decidía ignorarlo.

Le di gracias a Dios inmediatamente y ¡hasta le agradecí al petirrojo! Mi hermana mayor, que permanecía en la video llamada, atestiguó todo y también le agradeció a Dios por cuidarnos.

La puerta permaneció abierta aproximadamente dos días y no nos percatamos. Ni siquiera pensamos en revisar, pues casi nunca vamos a ese lado de la casa.

Quiero agradecerle a Dios por su protección y ¡debí haber atendido su advertencia antes! Dios me envió un tierno petirrojo, por lo que estoy sumamente agradecida.

Dios obra en simplicidad para protegernos y guiarnos. La simplicidad…

La Herman Amber

Estados Unidos