12/05/2016
La simplicidad

2 Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.

Salmos 121:2

1 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;

Isaías 59:1

7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?

10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Mateo 7:7-11

El Señor no desatiende NINGUNA de nuestras peticiones. Para Él, los asuntos simples de nuestra vida son tan significativos como los importantes. Este testimonio lo envió un hermano que le pidió al Señor algo que puede parecer muy simple, pero produjo un testimonio que decenas de miles de personas disfrutarán.

Desde hace años los abejorros carpinteros han agujerado el armazón de nuestra casa. Son muy territoriales y ni siquiera el control de plagas pudo exterminarlos. Mis nietos les tenían miedo, pues zumbaban a su alrededor cuando salían al patio. Rociaba pesticidas, pero era en vano. Cada primavera, aparecían con la puntualidad de un reloj.

Este año mientras estaba sentado en la mecedora del patio, observando estas criaturas destructivas, empecé una conferencia con el Señor sobre este desconcertante problema. Le pedí al Señor que si era posible que las guiara a otro lugar, como un edificio abandonado.

Para mi sorpresa, días después note que no había visto ninguna. Entonces le conté a mi esposa (hombre de poca fe). Ella dijo que le pareció raro, pues tampoco las había visto.

Ahora cada vez que salimos al patio tenemos un poste de amarre firme que nos recuerda que nuestro Dios responde la oración: ¡YA NO SE VE NINGUNA ABEJA! Gloria a Dios; estamos muy agradecidos. Él está pendiente de todo lo que nos afecta.

¿Quién más, aparte del Maestro, puede disuadir la naturaleza?

El Hermano Robert

Estados Unidos