13/07/2017
La fogata de YF

La oficina de VGR de Malaui alojó la primera fogata de YF para los jóvenes. Este es el informe correspondiente a ese evento que envió el Hermano Saidi, administrador de la oficina de Blantire.

Al enterarse de que el Hermano Joseph había aprobado la fogata de YF en Malaui, todo el equipo de VGR de Malaui no cabía en sí de gozo. Les anunciamos las buenas nuevas a los jóvenes en el Tiempo a Solas de junio, que se llevó a cabo en Malaui.

Se trataba de la primera experiencia que vivirían los jóvenes en la fogata y estaban muy impacientes. No sabían qué les esperaba, sin embargo, las noticias solas bastaron para mover montañas de fe, la sustancia de las cosas que se esperan.

Las planeaciones y preparaciones se efectuaron con mucha anticipación. Al principio, planeamos con vistas a recibir 100 jóvenes, pero, como más siguieron registrándose, tuvimos que reajustar la cantidad. El proceso siguió repitiéndose hasta que alcanzamos 180 asistentes. Procedimos a alquilar 180 sillas y cuando el evento por fin comenzó nos dimos cuenta de que los asientos no alcanzaban.

Los jóvenes estaban muy emocionados, pues no sabían cómo era la fogata y lo mantuvimos en secreto. Queríamos que llegaran con expectación. No nos sorprendimos que algunos llegaran el viernes, confundiéndolo con el sábado.

Por el invierno el día estaba frío. A medida que se aproximaba la hora, los jóvenes confluían en nuestra puerta. Las palabras no lo describían; el escenario hablaba por sí mismo, de una forma mucho más hermosa.

Les indicamos que se sentaran y se prepararan para la fogata. Nuestra puerta seguía encargada de la honorable tarea de recibir más jóvenes. Algunos viajaron 100 km, desde la ciudad de Blantire.

Y, por fin, prendimos la fogata, lo cual motivó gritos y vítores entre los jóvenes. El Hermano Paul, como de costumbre, logró su cometido encendiendo el ánimo de los jóvenes con una canción y, poniéndose de pie y alzando las manos, todos alabaron al Creador.

Las canciones fueron las habituales, pero la unción fue distinta. Cantaron con el corazón e hicieron que la melodía cobrara vida. Después de dos canciones, ofrecimos una oración de apertura, invitando a la Presencia Celestial a morar entre nosotros en la ocasión especial.

Nos sentamos en torno al fuego, cantamos, adoramos y alabamos al Maestro; así se desenvolvió el servicio. Cuando se derramaba la unción, no se podían contener las lágrimas. Espontáneamente, todos entraron en oración. Qué asombroso e indescriptible.

Luego los jóvenes fueron por café, chocolate caliente, té, bebidas y algo de comer. Después de la pausa, regresó el espíritu de alabanza y adoración, y los jóvenes no pudieron evitar gritar: “¡Nos gustó mucho! ¡Díganle al Hermano Joseph que queremos otro evento pronto!”.

Después de unas canciones, llegó el momento triste de dar el insípido anuncio de que había concluido el evento. En resumen, lo pasamos bien.

Siguen lloviendo testimonios, tanto de los padres como de los jóvenes, que hablan del maravilloso momento que gozamos en este evento especial.

Los jóvenes disfrutaron cada minuto y se sintieron amados.

El Hermano Saidi

Oficina de VGR de Malaui

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