04/07/2017
Vosotros sois la luz del mundo

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.

1 Timoteo 4:12

¿Cuánto significa para el mundo la Novia de Cristo? Vivimos en un lugar tenebroso que está muriendo por un vislumbre de amor. No necesariamente significa que debemos explicar los misterios profundos de la Palabra, sino que debemos vivir la Palabra ante la gente. A veces es tan sencillo como desplegar amor sincero a la persona común que está lidiando con todos los problemas que depara el mundo.

Cuando esta hermana se cruzó con alguien que se encontraba en el valle, estuvo dispuesta a brindar un aliento necesitado.

¡Saludos en el Nombre del Señor Jesucristo!

Solo quería compartir un testimonio de lo que me ocurrió esta tarde.

Hace varios días fui al establecimiento donde compro café casi todos los días. Una muchacha que trabaja ahí siempre es muy amable con mi suegra y conmigo. Normalmente se ve jovial y agradable. Sin embargo, cuando entré ese día en particular, me pareció que estaba muy decaída.

Entones, le pregunté cómo estaba, a lo que respondió: “Ahí voy”. Me conmovió, pues percibí que estaba sufriendo por algo. Le dije que esperaba que su día mejorara y que oraría por ella. Mencionó que su madre estaba enviándole videos en los que oraba por ella. También, me contó que su jefe le había dicho que se fuera a casa y que había tenido que hacer muchas pausas para ir a llorar. Le manifesté que ella era una de mis camareras favoritas y que siempre nos trataba con mucha amabilidad, así que si podía hacer algo, quería ayudarla.

Mientras hablaba con ella, me sentí dirigida en el corazón a entregarle una tarjeta de testificar de themessage.com.

Le di la tarjeta titulada Lo sobrenatural y le comenté que quizás la reconfortaría. La miró y dijo que le quedaba mucho tiempo, así que podría echarle un vistazo.

Bien, hoy entré y sucedió que ella estaba trabajando (no la había visto desde que le entregué la tarjeta). Casi no habló y a su lado estaba el jefe. Nos preparó el café a mi suegra y mí, y fuimos a sentarnos para conversar por un rato. De salida, fui a desechar mi vaso (suelen marcarlos con nuestros nombres). Por poco no me di cuenta de lo que estaba escrito; cuando me disponía a desecharlo, reparé en unas palabras. Fijándome, en lugar de mi nombre se leía: “Gracias por ‘el Mensaje’”.

Me asombré mucho. Cuando salí, ella estaba ocupada y su jefe seguía allí, por lo que no pude hablarle, pero me sonrió.

Dios los bendiga,

La Hermana Sarah, de Misuri