05/07/2017
Confíen en Él

Podemos confiar en que Dios SIEMPRE contesta una oración sincera, pero debemos permanecer abiertos a cómo Él quiera responder. A este hermano de Namibia le notificaron su despido de su cargo como profesor y milagrosamente encontró otra oportunidad de trabajo. Envió una petición de oración en la que pedía que oráramos para que consiguiera el nuevo empleo. Como leerán a continuación, el Señor había planeado algo distinto.

Esta es la petición de oración que recibimos el 4 de marzo del 2017:

Queridos santos:

Me gustaría que oraran por mí. Recientemente me despidieron del trabajo. Mi jefe me informó que he sido despedido y que mi puesto ya no es necesario. Me desempeño como profesor y traductor. Traduzco del inglés al portugués y viceversa.

Además me casé recientemente y tengo un bebé de seis meses. Hoy encontramos una vacante de traductor e intérprete en el periódico; es muy inusual que publiquen algo así. Ofrecen un contrato de cinco años. Con mi esposa estamos muy emocionados, pues creemos que esta es la salida a nuestros problemas, luego que me despidieran.

Les pido a los santos que me ayuden con sus oraciones. Necesito este trabajo para poder sustentar a la familia que Dios me ha encomendado. Por favor, recuérdenme en oración para que me acepten. No sé cómo me ayudará Dios con tantas personas desempleadas, pero creo que ese trabajo es para mí. Santos, oren por mí.

El Hermano José

Hace poco recibimos este testimonio del mismo hermano:

Queridos hermanos de VGR:

Envié una petición de oración el 4 de marzo del 2017, en la que mencioné que mi empleador me había despedido; pues un colega me desprestigió como docente y mi jefe decidió destituirme luego de escuchar las quejas de mi compañero, las cuales no eran verídicas.

En la petición mencioné que dejé una cinta del profeta sonando desde el celular, que estaba en mi bolsillo, durante una reunión con el director. Entonces el diablo jugó sucio diciéndome: “Estabas escuchando al profeta y confiando en Dios, pero aun así tu fe no fue honrada”. No presté atención a ningún razonamiento del enemigo.

La semana pasada recibí una llamada del director, quien necesitaba hablar conmigo. Nuevamente la cinta del profeta sonaba secretamente en mi bolsillo; pero esa vez, para mi sorpresa, el director empezó a disculparse por la forma en que intentó despedirme y comentó que la junta de la escuela había prestado suma atención a mi trabajo y al darse cuenta de que mis funciones eran de excelente calidad, se encargaría el próximo año de buscarme un mejor ambiente de trabajo y un puesto superior en la escuela. Estoy agradecido con Dios, quien me apoyó y demostró que confiar en Él no había sido en vano. 

Dios los bendiga,

El Hermano José

Namibia