31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,
32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Hay creyentes en cada rincón de este mundo. Desde islas tropicales hasta las celdas de prisión más tenebrosas, por todas partes se encuentran los hijos de Dios y es nuestra responsabilidad esforzarnos al máximo para reconfortar a esos hijos en la jornada de la vida. ¿Cuál es el mayor consuelo que puede recibir la Nova de Cristo? ¡La Palabra!
La prisión de Makala (Kinsasa, Congo) constituye uno de los entornos más rigurosos de la faz de la tierra. Sobrepoblación, condiciones de vida deplorables, escasez total de asistencia médica, desnutrición y violencia constante son factores que a diario ponen en peligro la vida de los reclusos. Un motivo de mucha tristeza con respecto a los prisioneros es el abandono por parte de su familia, sus amigos y hasta de la misma prisión; por tanto, su vida se extingue tras las paredes de concreto sin siquiera la esperanza de un juicio. El “calabozo”, como normalmente lo llaman, continuamente arrastra a los presos a la oscuridad, donde el único boleto de salida es la muerte.
Milagrosamente, de alguna manera el Mensaje de la hora logró entrar a este siniestro lugar y estamos poniendo todo nuestro empeño para que estos presos tengan algo que ningún muro de prisión puede ocultar.
El Hermano Mali, administrador de la oficina de VGR de Kinsasa, está visitando diligentemente prisiones como la de Makala para entregar a los reclusos tanto libros del Mensaje como tarjetas microSD y reproductores. El siguiente es su último informe concerniente a una visita a la prisión de Makala:
El domingo, 3 de abril, visitamos a nuestros hermanos de la prisión central de Makala, la cual es la más grande del país. Nos encontramos con algunos hermanos y también conocimos a nuevas personas que se acercaron a escucharnos. Conversamos con ellos sobre el Mensaje del tiempo del fin y los amonestamos. También distribuimos algunos tratados y folletos del Mensaje.
Estaban ansiosos por escuchar al profeta, así que les prometimos que en la próxima visita llevaríamos altavoces para que escucharan al profeta dentro de la prisión.
También se inscribieron para recibir la tarjeta microSD; por lo que estamos dedicándonos a compilar toda la información que nos suministraron.
El Señor los bendiga ricamente,
El Hermano Mali
Oficina de VGR del Congo
Esta carta corresponde a unos de los hermanos de esa prisión:
Muchísimas gracias, Hermano Mali, representante de VGR en la República Democrática del Congo. Consideramos un honor y un privilegio expresarle los agradecimientos de todos los hermanos de la prisión central de Makala.
A pesar de todo su trabajo, usted humildemente viene a visitarnos, a los rechazados sin esperanza. Dios lo conmovió para que se acordara de nosotros, los prisioneros, como si usted fuera un prisionero. Nuestro mayor deseo, lo que más queremos en el mundo, es escuchar las cintas del profeta de esta edad.
Que Dios le conceda todas Sus bendiciones y que el Todopoderoso bendiga su ministerio.
Kinsasa
7 de abril del 2016