08/08/2018
Una vida transformada

¿Cuál es el milagro más grande? No es sanar de cáncer, resucitar, ni siquiera dividir el mar Rojo; el milagro más grandioso sucede cuando un corazón recibe al Señor Jesús y acepta el Perdón que le fue concedido antes de la fundación del mundo.

La Hermana Davan llevaba mucho tiempo sufriendo física y espiritualmente. Entonces decidió que ya era suficiente y dejó de escuchar esa voz que la alejaba del lugar correcto. Se bautizó en agua en el Nombre del Señor y recibió una anhelada bendición. Ahora está iluminando con la Luz entre sus compatriotas de Camboya y anunciando el poder de Dios en estos últimos días.

Estaba leyendo la Cita del Día del 5 de junio del 2018, del sermón Creyendo en Dios. Este es un extracto:

Y lo único que me impedía ser salvo cuando tenía doce años era un espíritu que se apodero de mí, un diablo que me decía: “Espera un poco más”.

Creyendo en Dios (52-0224)

El diablo nos hace eso constantemente, ¿no creen?

La Hermana Davan había esperado bastante, pero era hora de que escuchara otra Voz y no aguardara más. Ella obedeció la Voz de Dios que le decía que se bautizara en agua y luego Dios la sanó.

La Hermana Davan sufría de hemorroides desde los seis años y, hoy en día, tiene veintiocho. En el 2017, conocí a su esposo, quien más adelante empezó a trabajar con VGR en Camboya.

En ese entonces ambos asistían al servicio dominical. Ella tomaba muchas medicinas para las hemorroides, pero nada funcionaba. Le oraba una y otra vez al Señor por su sanidad. En ocasiones se le dificultaba ir a la iglesia debido al dolor.

Pasaron varios meses y, un domingo por la mañana, pregunté si había alguien en la iglesia que deseaba bautizarse en agua; unos cuantos levantaron la mano, incluida ella. Leímos las Escrituras y enseñé sobre el bautismo por inmersión. Confesaron su fe en el Señor Jesús y nos dirigimos a un río, donde los bauticé en el Nombre del Señor Jesucristo.

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La Hermana Davan siguió sufriendo de hemorroides, tanto que a veces acudía al Señor llorando desesperadamente. Sin embargo, escuchaba sermones, como Estén ciertos de Dios y otros traducidos al camboyano, a fin de fortalecer su fe mientras se mantenía creyendo en Dios.

Un día, se percató de que todo el dolor había desaparecido y que estaba completamente sana. Se sentía increíblemente aliviada y libre, así que le contó a su esposo. 

Él hasta confesó que al principio le costó creerlo, a pesar de que había escuchado y leído muchos testimonios y, además, traducido muchos de esos artículos al camboyano. Era la primera vez que ocurría una sanidad así en su hogar.

Han pasado casi dos meses desde su sanidad y no ha vuelto a padecer de hemorroides. La Hermana Davan es una hermana que verdaderamente ama a Dios. Le habría encantado escribir su testimonio si supiera inglés.

Estaba muy emocionada porque compartí su testimonio. Además, está compartiéndolo aquí en Camboya con todos sus amigos y animando a los enfermos a creer y bautizarse en el Nombre del Señor Jesucristo.

El Hermano Israel

Nom Pen, Camboya