26/07/2018
Artículos archivados – El Heraldo de la Fe

El siguiente artículo se publicó en la revista El Heraldo de la Fe en junio de 1961:

El Rev. William Branham en Chicago

Nuevamente Chicago ha tenido el honor de una visita de un siervo de Dios, el Rev. William Branham. Las reuniones fueron maravillosas, acompañadas del poder y la gloria de Dios. El ministerio del Rev. Branham fue más grandioso que antes y en los mensajes abundaba el poder de Dios, empleando Escrituras poco usadas del Antiguo Testamento. Sin duda estos mensajes son inspirados directamente por el Espíritu Santo.

El gran auditorio de la escuela secundaria Stephen Mather (5800 block, North Lincoln Ave) se llenó al máximo noche tras noche. Varias noches no bastaban los puestos, aunque se proporcionaron muchas sillas adicionales. Personas de todas clases se reunieron para gozar de la presencia de Dios y oír al siervo de Dios.

Sucedieron muchos milagros sobresalientes y escuchamos muchos testimonios gloriosos de personas que recibieron liberación mediante el poder de Dios. Algunas noches, la gente corría al altar para convertirse, desprenderse de su pecado y recibir liberación por medio del Nombre de Jesucristo. Al escuchar al Rev. Branham, tuve que recordar algo que había leído unos días antes sobre Abraham Lincoln. Probablemente se sabe bien que Abraham Lincoln nunca perteneció a una iglesia. Le preguntaron por qué no era miembro de ninguna. Respondió: “Si pudiera hallar una iglesia cuyo credo fuera ‘amarás al Señor tu Dios con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo’, me uniría”. Pero dijo que no entendía todos sus distintos credos. Cuando uno escucha al Rev. Branham, no puede evitar compartir el sentimiento. Él es un gran hombre de Dios que pertenece a todos. Está por encima de las diferencias denominacionales. Su humilde espíritu rebosa del amor de Dios.

Escuchando al Rev. Branham, pensé: “¿Qué tenemos si el amor de Dios se ha apartado de nosotros?”. El amor es el poder de Dios, pues el amor es Dios. No se manifestarán milagros divinos excepto donde reina el amor de Dios. El amor es la atmósfera de Dios y, en esta atmósfera, Dios siempre obra grandemente. Esa atmósfera reinó en las reuniones y los corazones se vieron conmovidos y bendecidos durante toda la convención a medida que el Rev. Branham anunció su mensaje. Esa semana se llevaron a cabo dos desayunos de compañerismo: un desayuno ministerial con unos setenta y cinco ministros presentes y un desayuno de compañerismo convencional. Muchos enjugaron sus lágrimas mientras Dios tocaba sus corazones. Confiamos en que el Hermano Branham regrese pronto a Chicago. Todas las personas con las que conversé expresaron su esperanza de que él regrese muy pronto. Es como si Chicago y el Rev. Branham pertenecieran el uno al otro.

Hoy necesitamos los milagros en el Cristianismo. Dijo un hermano, un negociante fino y apacible: “¿Qué es el Cristianismo sin milagros?”. Estas reuniones las organizó el Sr. Henry Carlson, presidente del capítulo de Chicago de la Asociación de los Hombres de Negocio del Evangelio Completo. Dios lo utilizó grandemente y todos los hermanos cooperaron de maravilla con gran devoción. Que Dios los bendiga a todos.

Atentamente,

Joseph Mattsson Boze

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