07/08/2018
Restaurando la Fe

El Mensaje evangelista del tiempo del fin es de Malaquías 4. Es una restauración. Tanto el Mensaje como el mensajero, tendrán que ser una restauración de la Fe. En el libro de Judas, unos treinta años después de la crucifixión, él dijo: “Hermanos, con gran solicitud tenía que escribiros acerca de nuestra común Fe, que contendáis ardientemente por la Fe que ha sido una vez dada a los santos”. ¿Ven? ¿Ven? Malaquías, el último profeta del Antiguo Testamento, dijo sobre los últimos días: “Antes que venga el Día de Jehová, grande y terrible, yo os envío el profeta Elías. Y el restaurará la Fe de los hijos a, o la Fe de los hijos hacia los padres, un poco antes del tiempo de destrucción”. ¿Qué es? Es un Mensaje que sale, un Mensaje y un mensajero de los últimos días, no para llevarlos a un credo, sino para sacarlos de un jalón de estos credos y traerlos nuevamente a la Fe original de los padres, de los padres Pentecostales, en la que la Iglesia debe de estar en los últimos días. No la de los padres del tiempo de Moisés, sino la de los padres Pentecostales.

El evangelismo del tiempo del fin (62-0603)

Testificar puede ser intimidante en muchas ocasiones. ¿Dónde y cuándo? ¿Qué debo decir? Pero, a veces no necesitamos decir nada, solo colocar una plataforma para que la Luz brille en la oscuridad.

Eso es lo que está haciendo el equipo de Durban. El siguiente es un informe de las tres paradas que hicieron para presentar el Mensaje a los que oirían.

La semana pasada, el equipo de la oficina de VGR de Durban recorrió caminos y vallados difundiendo el Mensaje de la hora.

Testificamos durante tres días consecutivos. Comenzamos en UMzimkhulu, una aldea rural ubicada a unos 160 kilómetros de Durban.

Nos acompañaron tres hermanas que ya les habían testificado a sus familiares de la aldea sobre el efecto que ha producido el Mensaje en sus vidas. ¡Ellos estaban ansiosos por escuchar personalmente al Mensajero!

UMzimkhulu:

Comenzamos visitando todos los hogares cercanos a la aldea. En nuestro recorrido, nos dividimos en grupos de dos o tres, armados con sermones traducidos al zulú y los tratados de testificar de El mensajero. Invitamos a muchos habitantes de la aldea a que nos acompañaran, pues íbamos a escuchar el Mensaje de la hora que impartió el profeta de Dios, el Hermano Branham.

El clima estaba bastante frío, pero eso no nos impidió alabar a Dios ni desanimó a las almas hambrientas de la zona, las cuales vinieron ansiosas por escuchar la Palabra del Señor.

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Chatsworth:

El viernes por la tarde, emprendimos nuestra siguiente jornada. Asistimos a otra reunión que organizaron unos hermanos de la región, que tienen una carga por las almas y además atienden las necesidades de los pobres. Los hermanos pasaron por un jardín infantil muy pobre y se encargaron de proveerles algo de comer a todos los niños y a algunas de las personas necesitadas de la zona. Fue un placer asistir al evento; luego de unos cantos y una adoración sincera, presentamos la voz del séptimo ángel para que nos hablara sobre “La Voz de la Señal”.

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Tshelimnyama:

Nuestra última parada fue en Tshelimnyama, un pueblo zulú ubicado cerca de Durban. Uno de los evangelistas locales, que está difundiendo el Mensaje activamente en esa zona, nos invitó a un servicio que había organizado en una carpa. Se basó en Amós 8:11-12 y el capítulo 17 de Primera de Reyes para hablar a la audiencia sobre la hambruna espiritual que azota a la tierra hoy en día, la cual profetizó el profeta Amós hace miles de años.

Alabamos al Dios Viviente por proveernos una fuente de Sustento Espiritual en este tiempo de apostasía plena.

Consideramos un gran honor y privilegio presentar el Mensaje y al mensajero al pueblo de esta hora.

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Que Dios los bendiga grandemente,

Oficina de VGR de Durban