15/06/2016
Herederos

¿Temen confiar en Su Palabra en cuanto a algo? No teman. Pónganlo como en verdad es: “Yo soy heredero a esto. ¡Oh, sé que no lo merezco, pero soy heredero aun así! Por cuanto soy un heredero, lo recibo”. Amén. Eso es. Ahí lo tienen. “Por cuanto soy un heredero…”. Eso es. Somos herederos de salvación; herederos del Espíritu Santo. Soy heredero porque Jesús pagó el precio. Nada que yo tuve que hacer; simplemente terminé heredero de eso. Amén. Estoy sano porque soy heredero de eso. Mis enfermedades desparecieron; mi aflicción desapareció. ¿Por qué? Porque soy un heredero de eso. ¡Oh!, certeza perfecta. Jesús mío es. ¡Oh!, qué vislumbre de gloria divina: heredero de salvación, comprado de Dios, nacido de Su Espíritu y lavado en Su Sangre. Esa es nuestra historia.

La simiente de Abraham (59-0423)

Me gustaría agradecer al Señor por mi sanidad.

Toda la vida he sufrido de alergias severas y he llegado a necesitar inyecciones para combatir los síntomas. Esta dolencia no me ha dejado gozar de buena salud.

El martes pasado, fui a ver al alergista para que me sometieran a pruebas exhaustivas de alergias. Antes de ir, ofrecí una breve oración en la que le pedí al Señor que me librara. ¡Los resultados de todos los alérgenos que probaron salieron negativos! Gracias, Señor Jesús; ¡ya no padezco de ninguna alergia!

Su hermano en Cristo, Robert

Dakota del Sur