Vivimos en una granja muy antigua y sinceramente se encuentra en muy buenas condiciones. Pero, al igual que todas las casas viejas, tiene grietas y hendiduras por las que entran pequeños insectos.
Desafortunadamente, nos estaban importunando las hormigas voladoras. Inspeccionamos la casa por todas partes a fin de encontrar por dónde se estaban entrando, pero fue en vano. Al final, consideramos usar insecticidas o trampas para ver si funcionaban, pero no nos quedaba mucho tiempo.
En unos días, hospedaríamos a unos visitantes. Necesitábamos una solución y muy pronto. Entonces me acordé del testimonio que publicaron hace poco en este sitio web, que trataba sobre una familia que necesitaba muebles y Dios les proveyó exactamente lo que les hacía falta. Lo único que debía hacer era pronunciar una oración simple y sincera, y creer que Dios se encargaría de todo.
Me arrodillé y le pedí a Dios que trasladara a las hormigas a otro lugar donde pudieran prosperar y que estuviera muy lejos de nosotros y de los demás vecinos. Y, gloria a Dios, ¡no nos volvieron a molestar desde ese día! Tengo la certeza de que Él las llevó a otra parte.
Me encanta saber que Él cuida de cada uno de nosotros, sin importar cuán importante o insignificante es nuestra petición. Oh, ¡cuánto lo amamos!
Dios los bendiga,
La Hermana Kayla