Últimamente hemos izado el Estandarte real. El Señor nos abrió las puertas para evangelizar en Sudán del Sur y logramos mucho éxito allí. Estamos suministrándoles libros y MP3 a las iglesias denominacionales y los resultados han sido maravillosos. Un teólogo sumamente educado, líder de una diócesis de denominaciones reconocidas, se opuso rotundamente al Mensaje cuando lo escuchó por primera vez. Pero les pidió a nuestros evangelistas que le dejaran el libro Las Edades de la Iglesia. Tres semanas después (el mes pasado), llamó a la oficina de VGR de aquí para referir las maravillosas noticias: había encontrado la verdad y se la compartió a su iglesia, de los cuales 88 estaban listos para el bautismo. Quería que enviáramos de nuevo a los evangelistas para que los bautizaran a él y a su congregación y él cubriría los gastos.
Nos manifestó que lidera 74 iglesias en Sudán del Sur y en Etiopía y que quería abastecerlas a todas con el material de VGR. A mediados del último mes, 326 personas habían sido bautizadas en el Nombre del Señor. Él decidió enviar a nuestros evangelistas a lo profundo de la selva, donde nadie había escuchado el Nombre de Cristo. Al cabo de una semana, bautizamos a 100 personas, incluidas dos maestras de escuela primaria y 14 de sus estudiantes. Les alquilamos un salón grande, en el que empezaron a organizar reuniones de cinta a diario, valiéndose de la maravillosa tarjeta microSD en inglés y suajili, un celular económico de 10 dólares y un radio pequeño como altavoz.
El viernes pasado, una guerra inesperadamente estalló en Yuba, la capital de Sudán del Sur. Hasta ahora los soldados rivales han cobrado aproximadamente 500 vidas.
El sábado, los crueles tiroteos de armas automáticas interrumpieron el sueño de los habitantes de esta aldea remota; los soldados medio borrachos que merodeaban el lugar empezaron a matar indiscriminadamente. Los creyentes corrieron a la iglesia en busca de refugio. Reunieron a todos los aldeanos que pudieron, incluidos los estudiantes, que en ese momento corrían en todas las direcciones. Lamentablemente, se convirtieron en un blanco fácil para los asesinos, pues ahora la iglesia era el único lugar habitado de la desafortunada comunidad. Uno de los maestros cerró la puerta de la iglesia y se quedó afuera. Tomó una joya preciosa, un libro del Mensaje, y con valentía lo sostuvo en alto mientras invocaba el nombre del Señor a gritos: “¡Jesús, Jesús, Jesús!”. Detrás de él, se escuchaban la cinta y los creyentes, que adoraban al Señor de los ejércitos. Por razones que quizás nunca sabremos, los soldados se acercaron, lo miraron confundidos y con su maldad se alejaron de ese clamor. Estos hermanos, con solo un mes en el Mensaje, dijeron: “Sencillamente no sabemos lo que tenemos en nuestras manos”. ¡Han visto a Dios en forma escrita y audible!
¡Ellos quieren agradecer al equipo de VGR que empacó ese libro como Estandarte especial que el maestro levantó y a todos aquellos que cubrieron su costo! Ayer, las muertes en la aldea ascendieron a 50 y hay cientos de heridos en una región que carece de centros de salud. Los creyentes siguen en la iglesia con sus vecinos, atemorizados de aventurarse en la terrorífica aldea. Por favor, recuérdenlos en oración. El ambiente aún es muy volátil. Los pastores de la frontera nos informaron que cientos de sudaneses están cerrando la frontera con Kenia. Nuestra indagación se ha extendido hasta Weir —ubicado a 960 kilómetros del noreste de Yuba—y, sublime gracia, esta mañana todos nuestros hermanos estaban a salvo. Nuestro Dios vive.
En 1964, el profeta, anticipada pero efectivamente, comentó con respeto a la situación de África Oriental que algunas naciones poderosas del extranjero “están dándoles armas a los indígenas y ellos no saben otra cosa más que usarlas en cualquier cosa en la que ven que las pueden usar” (La fiesta de las trompetas, 64-0719M). Eso nos costó grandes reuniones, pero nos complace saber que ahora disponemos de mucho Alimento espiritual en su debido tiempo, ¡mucho más que si él hubiera venido personalmente! ¡Gloria!
El Hermano Barnabas
Oficina de VGR de Kenia