28/09/2020
El espíritu de temor

El Señor Jesús es misericordioso y amoroso con todos nosotros. Él conoce las fortalezas y las debilidades de cada persona, y conoce las lecciones específicas que cada uno de nosotros necesita para finalmente perfeccionarse en Él.

El siguiente testimonio de un hermano de Granada nos muestra cuán misericordioso es el Señor, aun cuando permite que pasemos por las experiencias más aterradoras.

Dios bendiga a la Novia de Jesucristo alrededor del mundo:

Antes de dar mi testimonio, solo quiero compartir con ustedes dos Salmos que Dios me dio mientras pasaba por la prueba ordenada que Él permitió que me sobreviniera. Son el Salmo 34 y el Salmo 40.

Todo comenzó a principios del 2019. Mi familia leyó la Cita del día y la escritura era Romanos 8:19: “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios”. En mi corazón, sentía un deseo fuerte de presenciar más lo sobrenatural en mi vida, además, estaba orando por un temor que tenía: me atemorizaba la muerte y también el cáncer. En realidad, no temía que no fuera ir a la Presencia de Dios, sino que tenía miedo de partir (Job 3:25: “Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo temía”).

Me dirigí a Dios y le conté sobre los temores y que necesitaba liberarme de eso. En lo profundo de mi corazón, sabía que la única forma en que podía superar este miedo era enfrentarlo. Tuve que vivir una experiencia sobrenatural cercana a la muerte para obtener la victoria. Entonces, solo esperaba que el Señor hiciera realidad mi confesión.

Comenzó a ocurrir cuando sentí un dolor en la parte superior del estómago. Les conté a mis hermanas que viven en el extranjero sobre el dolor que sentía. Una de ellas me recomendó que me practicara una colonoscopia. Entonces, el 8 de junio del 2019, fui al especialista aquí en Granada para que me la hicieran. Según el resultado tenía una masa en el colon; "ciego terminal lleumt76 - una lesión de apariencia de coliflor ubicada en el ciego, al parecer maligna". Estas son las fotografías tomadas del ciego y los resultados adjuntos.

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Entonces comenzó la batalla de la mente. ¿Cómo podía yo, siendo muy consciente de mi salud, tener cáncer? Pero Dios determina y gobierna los asuntos del hombre. El especialista dijo que necesitaba cirugía. También perdí un poco de peso durante el proceso. Entonces, estaba caminando exactamente con lo que temí. Sin embargo, no sentía temor, sino que estaba calmado, aunque de vez en cuando un pequeño miedo me invadía. Le dije al Señor que cuando me ayudará a salir de esta prueba, el mundo lo sabría por medio de mi testimonio en el sitio web de Grabaciones la Voz de Dios.

El enemigo entonces comenzó a mostrarme los hechos, pero yo creí en la promesa: "Yo soy el SEÑOR que sana todas tus dolencias". En esta situación, no tenía control sobre lo que estaba sucediendo dentro de mí. Tenía que confiar en Dios cuando no supiera dónde estaba. Muchas veces me invadieron sentimientos de muerte. El Libro de Job casi no lo leía porque sentía que me traía problemas, pero mientras pasaba por esas batallas, el Señor me dijo que leyera el Libro de Job y me sentí verdaderamente identificado con algunas de las experiencias de Job. La Palabra se vivificó en mí. Los Salmos también me confortaron. Muchas veces, cuando me asaltaban los sentimientos de la muerte, llamaba a mi esposa para que orara conmigo hasta que mejoraba. Agradezco a Dios por una esposa consciente de Dios y llena del Espíritu.

El Señor me recordó al preguntarme: "¿Qué edad tienes?" Le respondí: "Cincuenta y seis años". Me dijo: "Ocho por siete es cincuenta y seis". Cada siete años, suelo atravesar grandes pruebas en mi vida. Esta prueba en realidad duró cinco meses. Todo lo que predico hizo que alardeara del Señor y mi convicción. En esta ocasión me pusieron a prueba hasta la médula. Todo se sacudió en mi interior, pero me mantuve firme en mi convicción.

Recuerdo cuando el Señor me despertó una noche en desesperación. Me dirigí a Él y le dije: “Señor, si me vas a llevar, déjame contarle a mi familia, para que no se preocupen por mí. Déjame enfrentar la muerte como un hombre, no como un cobarde". Entonces recordé cuando el Hermano Branham se enfrentó a la muerte por el toro asesino y oró sinceramente. Entonces descendió el Amor Agapao. Después de esa oración sincera desde el corazón, el Señor bajó esa noche y me liberó del temor a la muerte y al cáncer.

Mi esposa y mi hija me acompañaron a la cirugía en el Hospital Monte Sinaí, ubicado en Brooklyn, Nueva York. Jamás había sentido tanta paz y tranquilidad espiritual. Sé que Él se encargó y controló por completo el viaje y el procedimiento. La operación fue exitosa, de hecho, el médico me dijo que fue una cirugía importante.

El Señor también me dio la melodía para los Salmos 34 y 40, y también para Romanos 1-16; se encuentra adjunta con la carta. Además, Él me bendijo para que no tuviera que pagar por la cirugía, que costó $60 000 dólares estadounidenses; solo pagué pequeñas facturas de especialistas privados.

El Hermano Dave,

Granada, Indias Occidentales