11/07/2017
Cartas de prisioneros

¡Una vez más se ha llenado el buzón de las cartas de prisioneros! En realidad, casi siempre está lleno. Miles de prisioneros de todo Estados Unidos escriben regularmente a VGR, solicitando material del Mensaje. Muchos escriben a menudo mientras que otros por primera vez. Los siguientes son extractos de cartas de prisioneros:

Yo era un niño creyente del Mensaje que fue criado con las cintas y oraba siempre por la comida. Bien, me consta que no soy el primero que les ha contado esta historia. En cuanto pude me marché. Anduve entre los perros por así decirlo, me involucré en cuanto pude, me descontrolé. Pero, como ya saben, todo tiene límites, todo se acaba y uno dura corriendo con fuerza solo cierta distancia, hasta que al fin cae. Y de veras caí. Recuerdo que desperté en un callejón, hediondo, con dolor de cabeza y enfermo. Alzando la mirada, me preguntaba cómo pude terminar ahí. Me acordé de la historia del hijo pródigo, cuando vivió entre los cerdos, y allí me encontraba yo. Intenté caminar, pero me derribaba constantemente y entonces perdí la consciencia. Desperté en el hospital, esposado a la camilla. Me informaron que casi había muerto de una sobredosis y también que portaba tanta droga que tendrían que arrestarme. Bien, me condenaron a cinco años de prisión. Sabía que tenía deseos de enmendarme y oré a Dios en busca de ayuda. La celda que me asignaron era de otro recluso que ya se iba. Me dijo: “Tengo muchos libros. Te dejaré este; pareces necesitarlo”. Le eché un vistazo. Añadió: “Lo reconoces porque quedaste pálido”. Me senté en el estante y lloré. Se trataba de Un testimonio sobre el mar.

Georgia

Me moría del aburrimiento y anhelaba una lectura. Otro recluso me dio un libro que leyó sobre una destellante luz roja. Bien, lo leí una y otra vez. Alguien me preguntó: “¿Qué lees?”. Contesté: “Trata de un hombre que espera un tren”. Me di cuenta de que, a pesar de todas las veces que leí el mensaje, eso era todo lo que sabía, así que me senté y comencé a estudiarlo. Como a la mitad, empecé a llorar porque este libro habla sobre mí; esa es mi vida. Le pregunté al Señor si había un paquete de cacahuates, lo que fuera, que pudiera desechar para así correr libremente. No tenía nada que desechar. Lloré más y entonces me pareció escuchar algo; no sé si lo oí, pero estas palabras acudieron a mi mente: “Deshecha tu vida y corre hacia mí; no lo pienses”. Este es el momento. Qué tembloroso clamor: “¡Señor, heme aquí!”. No sé qué ocurrió; ruego que haya sido Él. Por favor, recuérdenme en oración y desearía recibir más material si es posible.

Dios los bendiga,

Nuevo México

Sé que la Palabra de Dios está ungida y nadie puede decirme que los libros del Mensaje que ustedes envían no son la Palabra de Dios. El Hermano Branham tiene la Palabra ungida de Dios. Llevaba años leyendo la Biblia, pero, cuando eché mano del primer libro del Mensaje, comencé a crecer espiritualmente en Jesucristo. Ya han transcurrido veinte años y cada palabra se vuelve más dulce que el día anterior. Es la Palabra pura del trono.

Su hermana en Cristo

Mississippi

No puedo expresar la forma en que estos libros me han iluminado en los momentos más oscuros de mi vida.

Ohio

En el 2004, empecé a leer un libro llamado Un hombre enviado de Dios. No pude terminarlo porque me trasladaron. Por años medité en el libro y se lo pregunté a muchos, pero fue en vano. Bien, años después, estaba sentado en el patio y un hombre se me acercó y dijo: “¿Has escuchado de Un hombre enviado de Dios?”. Bueno, lo asusté y también a los guardias, pues grité, salté y lo abracé. No debí hacer eso, pero al final todo salió bien. Me dio su dirección y sin duda me gustaría terminar ese libro.

Nevada

Yo era un tipo duro, un pandillero callejero, armado y traficante. Nadie me intimidaba, excepto el juez. Actualmente estoy cumpliendo el sexto año de una condena de quince. Vi un folleto titulado Misterio y lo leí. Encontré otro sobre un varón perfecto. Buen contenido. El Hermano Branham es un buen hombre. He leído más y más, y de verdad lo estoy disfrutando. Recibí una Biblia de parte suya. Me dio nervios, pues jamás había tenido una. Siempre la llamaban el libro de Dios, lo cual me atemorizaba. Ahora me encanta. Me habla con franqueza y yo comencé a hablarle a Él así, gracias al Hermano Branham. He llegado a amarlo mucho. Por favor, envíenme más; quiero el Espíritu Santo. ¡Oh!, aún soy un hombre duro. Descubrí quiénes son los duros en realidad. Si uno porta la Biblia aquí, es un duro. Verán, Dios ahora me acompaña. ¡Mayor es Él!

Nueva York

En el trascurso de mi vida, he sentido que Él siempre me ha acompañado. Por medio de las enseñanzas del Hermano Branham, finalmente he logrado verlo. Me siento como el eunuco: ¿cómo puedo entender a menos que alguien me enseñe? Y Dios me envió un maestro.

Wisconsin

Qué maravilloso Mensaje; de verdad que tengo que leer detenidamente para entender todo y entonces se enciende la luz. Muchas gracias por enviármelos.

Nueva Jersey

Les agradecemos mucho y oramos por ustedes, pues nos ayudan a aprender de Jesucristo.

Nevada

Mi vida ha cambiado por completo con todo esto, pues jamás creí esto posible. Jamás conocí Cristianos verdaderos. Me afligí, pues tuve que abandonar la mayoría de los libros. Luego una hermana y su esposo me visitaron y me entregaron una tableta con todos los libros, videos, la Biblia y la Voz. Leo y escucho a diario. Qué bendición tener un profeta en nuestro país. Les doy mil gracias a diario por enviarme aquel primer libro y me esforzaré al máximo por ayudar al ministerio.

Washington

Soy un maestro religioso del sistema penitenciario de Texas y solo quería expresar mi agradecimiento. La situación en cualquier prisión es muy difícil, pues no hay material disponible. Por lo tanto, pueden imaginar mi asombro cuando los reclusos empezaron a preguntarme qué consideraría preguntas de un mayor grado sobre la Biblia. Empecé a ver Biblias pequeñas por doquier; maravilloso. Aquí no contamos con ninguna Biblia. Alguien preguntó si pensaba que realmente fue una manzana. Ahora, en cualquier enseñanza esa no es una pregunta normal. Así que pregunté de dónde había surgido. Muchos presos enseñaron sus libros. Pregunté de dónde eran y contestaron que del mismo lugar de las Biblias. Solo quería agradecerles de corazón por el amor Cristiano y la atención que les demuestran a estos presos; sencillamente maravilloso. Estoy tratando de enseñar algunos de los temas que menciona el reverendo Branham. Su ministerio está cambiando vidas.

Texas

Todas las presentes en esta instalación de mujeres les agradecemos con todo nuestro ser; nos faltan las palabras para expresar nuestro amor. Nos halló cuando una reclusa nueva llegó. Estaba adaptándose y, como se imaginarán, en un lugar nuevo y entre gente desconocida, estaba un poco asustada. Alguien le dio una de sus Biblias y la Las edades de la Iglesia. No se pudo contener; mencionó que era lo más precioso que había tenido, que se sentía más bien como un regreso a casa. Recorrimos el lugar y nos preguntó si éramos monjas o algo así. No, todas somos adictas callejeras en rehabilitación, como ella. Preguntó: “¿Ven lo que tienen aquí?”. “Sí, todas queremos cambiar nuestra vida y el único medio es Jesucristo”. Echamos un vistazo por el lugar y encontramos los libros del Mensaje y las Biblias. Avergonzadas, nos tomamos de las manos, nos arrodillamos y agradecimos a Jesucristo por Su misericordia y amor, que nos mostró a nosotras, almas perdidas. Dimos gracias por el Hermano Branham, el Mensaje, las Biblias y VGR. Somos un grupo religioso con el privilegio especial del Tiempo a Solas. Y sentimos que nunca habíamos agradecido bien ese privilegio. Qué bendición gozamos. Ahora, cada mañana, en nuestras devociones dedicamos un agradecimiento especial a los que posibilitan esto.

Dios bendiga Su ministerio,

Oklahoma

Siempre me he metido en problemas. De la escuela me llevaron enseguida a la cárcel. Pensé que estaba esforzándome y muchas veces le hice una promesa a Dios, pero luego regresaba a la cárcel. Le manifesté a otro preso que si Dios me permitía salir esta vez, iba a salir adelante. Se rio de mí y dijo: “Seguirás regresando”. “¿Por qué?”, pregunté. Respondió: “No puedes salir adelante; no puedes purificarte por ti mismo; se necesita fe en el Señor Jesucristo. Centra tu vida en Él y entonces pide lo que quieras”. Le pregunté: “¿Cómo sabes tanto?”. Me entregó un libro sobre el tema “¿es su vida digna…?” y dijo: “Consulta con los demás”. Me queda mucho por recorrer, amigos, y les diré sin rodeos: mi vida no es digna. De vez en cuando me reúno con un recluso sentenciado a cadena perpetua que tiene la mejor actitud y el mayor amor por el Hermano Branham y Jesucristo que haya visto. Sí, consulté con los demás y, por lo que me contaron, él no solía ser como ahora.

California

Una expresión de agradecimiento de parte de un preso anciano. Llevo toda la vida leyendo la Biblia y conozco cada capítulo y versículo. Podía defender mi posición con cualquiera. Entonces, un recluso, a quien llamé Fireball, me dijo: “No conoces la Palabra”. Casi le doy una paliza al chico. Me entregó un folleto sobre las setenta semanas y se marchó. No pretendía leerlo, pero lo hice y entonces se encendió la gran Luz destellante. Hermanos, se me cae la cara de la vergüenza. Las palabras son en vano sin el Espíritu que las vivifica y solamente el profeta de Dios tiene ese Espíritu. Ahora lo sé. Me disculpé con Fireball y supliqué perdón, pues la Biblia no es un libro, sino la Palabra viviente. Por favor envíenme las Edades de la Iglesia.

Arizona

Uno de los reclusos me compartió una historia sobre una Señal, que se puede aplicar a la familia. Nunca había escuchado algo similar; él se veía muy seguro de lo que hablaba. Me dio su dirección y me dijo que lo leyera por mí mismo.

Alaska