05/08/2016
En Tu Palabra

No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Mateo 4:4

No importa si se trata de un acto tan simple como inclinar la cabeza, ninguna acción de obediencia en nuestra vida pasará desapercibida. Esta hermana testifica de eso.

Me he sentido muy enferma; me diagnosticaron EM (esclerosis múltiple). Esta enfermedad afectó mi vista; veía todo distorsionado y perdí la visión del ojo derecho por completo, a excepción de unos matices de luz y color. 

El domingo por la noche, no pude asistir a la iglesia. Con mi esposo me senté al aire libre en el patio trasero para escuchar Conviene que cumplamos toda justicia, el mismo Mensaje que escucharon en Jeffersonville y en mi iglesia local.

Al final de la cinta, el Hermano Branham pidió a la congregación que inclinaran el rostro y cerraran los ojos. EN CUANTO levanté la mirada y abrí los ojos, pude ver el cielo, los árboles y el césped, ¡por lo menos un 50 por ciento mejor! Desde ese día, mi vista no ha dejado de mejorar. El viernes, antes que eso sucediera, los médicos me dijeron que no sabían si mi visión se recuperaría; PERO YO SABÍA QUE SÍ LO HARÍA. 

A los cinco días, la misma hermana nos envió este correo electrónico como continuación:

Esta es una actualización del testimonio sobre cómo el Señor sanó mis ojos. Ayer, 24 de julio, cuando desperté, ya no veía puntos ciegos. Me cubrí el ojo izquierdo y con el derecho pude leer igual de bien que con el otro. La oftalmóloga, después de leer el diagnóstico del neurólogo basado en el IRM, me indicó que mi vista probablemente nunca se regeneraría. Después de la mejoría, me mencionó: “Su ojo derecho siempre será inferior”. Agradezco que me hayan expuesto sus limitaciones; pero ¡mi Dios es un creador!

La Hermana Esther

Estados Unidos