El Hermano Branham se encuentra nuevamente en el Tabernáculo Branham para predicar en el único servicio de hoy. Él toma su texto de Apocalipsis 3 y lee sobre la séptima edad de la iglesia; luego titula su sermón “Y no lo sabes”. Nos emociona que hoy nos acompañen a escuchar el sermón del Jubileo de esta semana. Las siguientes son algunas citas sobresalientes.
14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:
15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
Así que, ¿ven cómo Dios hizo eso, aun en la voz de ese niñito, Joe?
Cuando un pastor está satisfecho, y el pueblo está satisfecho, eso hace una muy buena iglesia, y entonces Dios está satisfecho.
Ayúdanos esta mañana para tomar correcciones del Espíritu y de la Palabra, que podamos prepararnos mientras nos alejamos de las puertas esta mañana, determinados en nuestros corazones a vivir una vida mejor que la que hemos vivido en el pasado.
Hasta donde yo sé, yo no veo nada que impida, en este tiempo, la Venida del Señor Jesús, aparte de lo preparada que esté Su Iglesia.
Y yo sé que, después de mi partida de esta tierra, esas cintas y esos libros van a seguir viviendo, y muchos de Uds. jóvenes se van a dar cuenta, en los días por venir, que esta es exactamente la Verdad, porque lo hablo en el Nombre del Señor.
Permítanme profetizarles algo a Uds., poco antes de que suceda. El mundo entero está agrupándose en demencia, y se pondrá peor y peor y peor, al grado que será un montón de maniáticos. Y casi está de esa manera ahora.
Yo sé que no es popular decirlo. Y si un hombre no está ordenado para decirlo, es mejor que no lo diga; porque está imitando, y entonces se meterá en problemas, efectivamente.
La hora está cercana cuando Uds. van a ver algo suceder, cuando algo va a suceder. Y toda esta base aquí sólo ha estado poniendo un fundamento para un Mensaje corto y rápido que sacudirá a todas las naciones.
Entre más alto se elevan en Dios, más pecaminosa se mira toda la cosa.
Ahora, para el último hombre, el cual es el alma, sólo hay un sentido que controla eso, y eso es libre... la voluntad del libre albedrío para escoger o rechazar.
¡Oh Dios, ayuda a que esto penetre! Para mí, toda la cosa está errada. La Palabra de Dios es el absoluto. Lo que esa Palabra dice, entonces eso es correcto.
El nunca vino a—a salvar a los hijos del diablo. Ellos nunca lo van a conocer. Y ellos son tan astutos en las maneras de su aprendizaje intelectual, que uno no puede compararse con ellos en lo absoluto. Uno no puede hablar más habilidosamente que ellos. Pero, por fe uno lo ve.
Esos apóstoles y aquellos de aquel día, que estaban ordenados a Vida; El lo sabía. Dijo: “Todo lo que el Padre me ha dado, vendrá. Lo único que tenéis que hacer es dar a conocer Mi Voz; ellos la conocen, porque Mis ovejas conocen Mi Voz”.
Van a haber tales cosas como hormigas levantándose en la tierra, que serán tan altas como catorce árboles; habrá un—un—un pájaro que va a volar por toda la tierra, con alas de cuatro o cinco millas de ancho [Seis y medio u ocho kilómetros de ancho.—Traductor]; y la gente las va a ver, ellos van a gritar y a clamar, y a pedir misericordia a gritos. Pero serán las Plagas. Esperen hasta que predique sobre esas Plagas abriéndose.
Había un Hombre interior que se mantuvo firme en esa hora. Nada más podía haberlo hecho; todo razonamiento, todo podía ser mostrado, todo podía probar que Ella estaba errada, y que yo estaba equivocado. Pero la Palabra de Dios, que fue predestinada antes de la fundación del mundo, se mantuvo firme en el interior.
¡Pero hasta que ése verdadero y genuino Espíritu Santo allí adentro cuadre con cada Palabra!
Uds. empezaron allá atrás como una simiente, y avanzaron hasta donde están ahora. Y, entonces, todos Uds. estaban en Cristo. Y entonces cuando Cristo murió, El murió para redimirlos a todos Uds. ¡Y Uds. son parte de esta Palabra, y cómo puede... la Biblia, toda Ella!
Dijo: “Entonces Ud. siguió adelante; ese gran caballo dio la vuelta, tan lejos al oeste como Ud. pudo”. Dijo: “Ud. se paró y levantó sus manos así”. Entonces él empezó a llorar. Dijo: “Hermano Branham, el ver ese caballo parado allí; todo ese tocado de guerra y todo así, y”, dijo, “ese peto y todo brillantes”. Dijo: “Ud. mantuvo sus manos en alto un ratito”. Y dijo: “Ud. miró para abajo de nuevo, recogió las riendas, dijo: ‘¡Yo cabalgaré esta vereda sólo una vez más!’” Dijo: “Toda la tierra se estremeció para adelante y para atrás, así”.
¿Ven?, el mundo no sabe qué es eso, Uds. saben. Uds. saben que está sucediendo. Nosotros sabemos qué es. ¿Ven? Sabemos que son Angeles de juicio, investigadores, ¿ven Uds.?
¡Sólo velen! Permanezcan cerca de Cristo. Permítanme advertirles ahora, como ministro del Evangelio, de esto. No acepten ninguna tontería. No se imaginen nada. Permanezcan allí mismo hasta que esto interior de lo interior esté anclado a la Palabra, que Uds. están exactamente en Cristo, porque esa es la única cosa que va a... Porque, estamos en la edad más engañosa en que hayamos vivido. “Engañaría aun a los Escogidos si fuere posible”, porque ellos tienen unción, ellos pueden hacer cualquier cosa como el resto de ellos.
Limpien sus vidas. Paguen sus deudas. “No debáis a nadie”, dijo Jesús. Ahora, ahora, quiero decir, como la renta de su casa y cosas, Uds. tienen que hacerlo. Desháganse de todas sus cosas de sus manos. Enmienden todo. Alístense. Prepárense. Recuerden, en el Nombre del Señor, algo está a punto de suceder.
Dios, permíteme pararme con los principios de un Hombre, como ministro, la Palabra de Jesucristo. “Porque los cielos y la tierra pasarán, pero Ella nunca fallará. Sobre esta Roca edificaré Mi Iglesia; las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.