Queremos agradecer y glorificar a nuestro Salvador, el Señor Jesucristo.
En ocasiones terminamos repentinamente en situaciones en las que nada puede ayudarnos, sino el Todopoderoso. Estábamos en un paseo turístico, paramos en un puerto y cerramos el carro con la llave.
Al regresar, la llave se partió, por lo que no podíamos abrir la puerta y mucho menos conducir hasta la casa donde estábamos hospedándonos. No había cerrado una ventana, así que nos las arreglamos para entrar y sentarnos, sin embargo, la llave no abría la puerta.
Como no funcionaba, no había forma de encender el motor. Oramos, introdujimos la llave y la giramos hacia la posición de encendido, sin que entrara una parte de la llave en el sistema de arranque.
¡Gloria! En el tablero se activó la pantalla electrónica y pudimos encender el motor y conducir hasta la casa.
Solo Dios pudo hacer este gran milagro.
Lo alabamos y agradecemos por Su presencia.
Thomas y Christiane Hehmann
Alemania