28/11/2018
Solo crean

La fe, bueno, es lo más normal que hay. Ud. ni siquiera puede tomarse un vaso de agua sin fe. Ud. no podría venir a esta reunión sin fe. Ud. no puede mover su dedo sin fe. En la Escritura dice que cuando untaban el dintel de la puerta con sangre, en Egipto, durante la pascua, la ponían en hisopo. ¿Saben qué es el hisopo? El hisopo es hierba común. Se encuentra en cualquier lugar. Y así es cómo se debe aplicar la Sangre en la puerta del corazón, esta noche, con algo común, la fe.

Intentamos presionarla y convertirla en algo que nadie puede adquirir. Es tan sencillo eludirla cuando uno está buscándola. “La fe es la sustancia de lo que se espera, la evidencia de lo que no se ve”, lo dijo el escritor en Hebreos, capítulo 11, versículo 1.

Tengan fe en Dios (58-0510)

La Hermana Rukhsana se dio cuenta de que Dios puede sanar mucho más que cualquier medicina que los médicos ofrezcan. El siguiente es su testimonio:

¡Los saludo en el poderoso Nombre de nuestro Señor Jesucristo!

Las obras asombrosas que Dios hace por su Novia no están escondidas del mundo.

El domingo, 2 de agosto del 2018, asistí a la iglesia. Al finalizar la cinta Un guía, pedí que me dejaran compartir con la Novia el testimonio de cómo el Señor obró en mi vida y me demostró que aún es el Dios viviente.

Compartí con la iglesia que yo llevaba los últimos 4 años sufriendo de úlceras en el estómago, las cuales me impedían comer normalmente y sólo empeoraban; sin embargo, tenía fe en que Mi Señor ya me había sanado. Solo debía creer.

Entonces nuestro pastor me comentó que los enfermos toman medicamentos tres veces al día, pero que, si empezaran a orar tres veces al día y aceptaran la Palabra de Dios como su medicamento, él creía que el Señor los sanaría. Esto fortaleció la fe en mi corazón y empecé a aplicarlo a mi vida.

El primer día, cuando iba a orar, le dije al Señor: “Con esa misma fe creo que puedes sanarme de mis dolencias con solo mi primera oración”. Y en cuanto oré, empecé a experimentar algo en mi cuerpo.

Repentinamente, sentí mucha hambre y aunque no podía comer bien, me aferré de esa fe y me apropié de eso. Supe que Dios contestó mis oraciones y probó que todo es posible para los que creen. Creí con todo mi corazón y el Señor me sanó.

Me complace tanto escribir este testimonio y creo que será de gran bendición para la Novia y también fortalecerá su fe.

Es maravilloso ser parte de la Novia de Jesús. No puedo agradecerle al Señor lo suficiente por haberme elegido para ser parte de Su Novia y de este Mensaje.

Dios los bendiga a todos. ¡Shalom!

La Hermana Rukhsana

Pakistán