El año pasado (2017), Dios me concedió la gran bendición de asistir al campamento de Still Waters. A comienzos de 2018, estaba muy emocionada por las inscripciones del campamento. En nuestro altar familiar, papá nos dijo a cada uno que oráramos en voz alta por una petición personal. Me acordé del campamento y oré pidiéndole a Dios Su voluntad perfecta y le dije que quería ir -. Me quebranté y lloré mientras oraba. No podía contenerme al recordar todas las bendiciones espirituales que había recibido el verano pasado en Still Waters.
Cuando llegó el día de las inscripciones, no pude registrarme porque mis puntos de YF no eran suficientes, así que quedé en la lista de espera. Estaba triste, pero en mi corazón sabía que alguien más merecía estar ahí. Sabía que Dios había sido misericordioso al permitirme asistir a Still Waters el año anterior y, que este año, conforme a la voluntad de Dios, esa bendición seria para alguien más. Me sentía triste; pero, si ese era el plan de Dios, para mi estaba bien.
Para no prolongar mi tristeza, les dije a mis padres que quería ir a Canadá a visitar a nuestra familia, pero que estaba esperando un cheque para comprar el tiquete. Llegó junio y el cheque seguía retrasado, así que no pude comprar el pasaje. Ya habían comenzado las vacaciones de verano y me resigné a pasarlas en casa. Un viernes por la tarde mi primo le comentó a mi tía que sucedería un milagro para que yo pudiera ir al campamento. A la mañana siguiente recibieron una notificación de Still Waters en la que informaban que ¡me habían dado un cupo en el campamento!
Cuando papá se enteró, empezó a llorar y me llamó para decirme que Dios había movido Su gran economía y que mi tiquete de vuelo ya estaba comprado (gracias a mis tíos) Quedé atónita, no podía creerlo. ¡Mi vuelo partía en 24 horas! Ni siquiera había empacado.
Cuando llegué a Louisville y me bajé del avión, abracé a mi tía llorando; Dios había obrado un milagro.
Para mí, el campamento de Still Waters de 2018 fue una experiencia transformadora. Dios me demostró que me ama y que me acompañan Su gracia y Su misericordia. Las cosas del mundo se acabaron y ahora más que nunca me siento IDENTIFICADA con ÉL
Le agradezco a Dios por todos los que posibilitaron los campamentos de Still Waters. Es un lugar de refugio para los jóvenes de ahora, donde se puede sentir en paz la presencia de Dios en cada rincón.
Dios siempre sobrepasa nuestras expectativas. Durante el verano, Él no solo me permitió asistir al campamento, sino que todos los miércoles pude gozarme con los servicios y las oraciones en el Tabernáculo Branham. ¿No es maravilloso nuestro Dios?
Él me dio mucho más de lo que merecía, más de lo que esperaba. Él es el Dios rico en misericordia, solo debemos estar quietos y conocer que Él es nuestro Dios.