Querida Novia:
Cómo se conmovieron nuestros corazones el domingo al estar unidos con un propósito: reconocer la Presencia de Jesucristo entre nosotros. Él nos dio ojos para que podamos ver, oídos para que podamos escuchar; pero, lo más importante, nos dio la Revelación para que pudiéramos CREER.
No hay nada más grandioso que la Revelación que Él nos ha dado. Saber Quién era Él, Quién es y ahora saber quiénes SOMOS NOSOTROS. Su gran plan se ha cumplido, Él ha restaurado a Su Novia a la Palabra Original. SOMOS Esa Novia de la Palabra Hablada. ¡¡GLORIA!!
¿Cómo podemos expresarle a Él lo que eso significa para nosotros? Orando hasta que podamos darnos cuenta de que estamos en la Presencia de Dios, luego decirle lo que significa para nosotros.
Cada uno de Uds. que profesa ser Cristiano, logre aquietarse Ud. mismo delante de Él. No deje que el lavado le sea impedimento; no deje que lo impida el trabajo; no deje que nada se lo impida. No deje que nadie sepa lo que Ud. está haciendo. Simplemente vaya delante de Él. Vaya al bosque a algún lugar; oríllese en la carretera. Entre en secreto al clóset y cierre la puerta. Cuando los muchachos vayan a la escuela, entonces arrodíllese. Ud. ha oído toda clase de voces por todas partes, pero sólo hínquese y quédese allí hasta que esas voces sean silenciadas y Ud. comience a subir. Eso lo cambiará a Ud.; lo transformará, como sucedió con este pequeño Samuel. Hará algo en Ud., si tan sólo lo hace. Ahora, hará de Ud. lo que debe ser; hará de Ud. el Cristiano que debe ser.
Escuchad Su Voz (58-1005m)
El Hermano Joseph Branham