19/09/2018
La oración de fe

¿Es posible que algo tan insignificante como un pequeño pedazo de tela pueda cambiar la situación cuando se trata de una enfermedad incurable? Esta hermana de la República del Congo testifica que sí lo es.

Me llamo Bayonne Dieu-Veille. Soy su hermana en Cristo y vivo en Brazzaville, República del Congo.

Desde el 2013, el demonio de la epilepsia me ha afligido, provocándome ataques en todas partes. Al cabo de un año, empezó a afectarme de una forma distinta. Ya no caía al suelo cuando sufría un ataque, sólo perdía la memoria.

En muchas ocasiones me paseaba por las calles de Brazzaville sin ni siquiera saber dónde estaba; pero, por la gracia de Dios, siempre lograba llegar a casa.

A pesar de someterme a varios tratamientos médicos y las oraciones de la iglesia, mi salud no dejó de empeorar y la enfermedad siguió avanzando.

Mi pastor decidió orar por mí de la misma forma que el Hermano Branham en sus campañas (colocándome un paño de oración).

Ya han pasado más de dos meses y no he sufrido caídas por los ataques epilépticos y mi memoria ha vuelto a la normalidad. Padecía varios ataques al mes, pero desde que empecé a usar el paño de oración, mi salud se ha recuperado completamente.

La Hermana Bayonne Dieu-veille

Brazzaville