28/08/2017
Él ya lo hizo

El verdadero Cristianismo se distingue de cualquier otra fe. Nuestra religión tiene un Salvador resucitado y por Sus llagas YA fuimos sanados. Lo único que necesitamos hacer es tener fe. El Señor Jesús obró un milagro en la vida de esta hermana y en agradecimiento ella está hablando al mundo sobre un Salvador maravilloso que vive hoy.

Saludos en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo:

¡Deseo compartir un testimonio para la gloria del Señor! A los 18 meses me diagnosticaron una válvula aórtica bicúspide; ahora tengo 31.

He visitado al cardiólogo incontables veces y la dolencia se va agravando con el pasar de los años sin cura, hasta que finalmente se necesita una sustitución de válvula.

Para asistir a la iglesia los miércoles y los domingos tengo que manejar durante tres horas de solo ida, pero disfruto pasar tiempo con el Señor y escuchar el Mensaje. El Señor Jesucristo y el Hermano Branham siempre son bienvenidos a acompañarme donde sea, en cualquier momento, y me aseguro de invitarlos a diario.

Mientras conducía a casa anoche tras el servicio, comencé a orar por mis seres queridos perdidos. Llevaba tiempo orando a Dios para que les mostrara que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos, y para que me diera algo que encienda un fuego en estos últimos días. Le agradecí por curar de cáncer a mi bisabuela en un servicio de sanidad del Hermano Branham durante los años cincuenta y por sanar de cáncer a mi sobrina hace unos pocos años.

Le supliqué al Señor que quemara en mi corazón todo lo que no le agradara, pues debemos prepararnos para el Rapto. En ese momento, sentí como si mi corazón hubiera saltado de mi pecho y escuché en Su Voz apacible y delicada: “Hazte un ecocardiograma” (es un ultrasonido que sirve para examinar el corazón). Quedé desconcertada. El Señor debe haber tomado el volante, pues llegué bien a casa.

Usualmente, tardaba unas semanas en programar una cita para que efectuaran el procedimiento, pero el Señor intervino y me dieron cita a las 3:00 p. m. el 17/07/17 (tres sietes: perfección).

No me inquieté en absoluto; sabía que él Señor ya se había encargado del asunto. Camino a la cita, estaba escuchando la introducción del servicio del Quinto Sello del Tabernáculo Branham. El Hermano Joseph animó a la Novia a reconocer quiénes son. ¡Amén!

La especialista del ecocardiograma me invitó a pasar y me hizo la charla; mencionó que el paciente anterior compartía mi profesión y estaba hablando sobre un agua bendita que uno puede comprar para recibir una bendición financiera. Me produjo bastante risa. Comenté que no conocía ninguna agua bendita, ¡pero sí podía testificar del Espíritu Santo! ¡Amén!

Cuando ella inició el procedimiento, me preguntó la razón de la consulta. No entendía qué problema debía buscar. Me examinó el corazón por más de una hora y dijo que la válvula estaba en perfectas condiciones. En los quince años de su profesión, nunca había visto algo así. ¡Amén!

Llevo la Biblia, un libro del Mensaje y mi paño de oración (sobre el corazón) a todas partes, diariamente. Es mi combinación de puños, un, dos, tres, contra el diablo. Terminé leyéndole a la especialista Hebreos y Hechos, y dándole mi paño de oración.

Lo pasé de maravilla. Al salir la abracé y le dije: “¡Dios la bendiga!”. Contestó: “También le diría ‘Dios la bendiga’, ¡pero parece que Él ya lo hizo!”.

La Hermana Ashley