Trabajo manejando un camión. Permanezco ausente de casa, excepto el fin de semana. A veces regreso el viernes en la mañana, en la tarde, en la noche o el sábado por la mañana.
Hace poco, a mitad de la semana, mi esposa me dijo que me tenía una sorpresa para el sábado y esperaba que pudiera llegar a casa el viernes. Le oré al Señor pidiéndole que me permitiera regresar a casa el viernes. No era por mí, sino por ella y sus planes.
La semana avanzó y, cuando llegó el jueves, sabía qué cargamento debía entregar el viernes y dónde terminaría, y además me podían asignar otra carga. Me di cuenta de que probablemente no podría regresar antes del sábado en la mañana.
El viernes por la mañana empecé a hacer mi primera entrega. Mientras desamarraba y quitaba la lona, recibí una llamada telefónica de mi jefe. Me indicó que debía intercambiar cargamentos con un conductor cercano, pues él (el jefe de los conductores) no iba a poder llevarme a casa desde el lugar de destino del segundo cargamento.
¡Dónde debía entregar mi nueva carga solo estaba a 30 minutos de casa! Además de regresar el viernes, ¡pude llegar muy temprano!
¡Gloria al Señor! Solo quería contarles una de las muchas “bendiciones simples” que Él me ha dado.
¡Gracias, Señor!
El Hermano Kevin