Mi esposa está esperando a nuestro octavo hijo y durante el embarazo han surgido algunas complicaciones menores; pero, gracias al Señor, todas se han solucionado de alguna forma.
En la última cita, los médicos descubrieron que el bebé no se encontraba en la posición correcta dentro del útero (presentación podálica). El médico inmediatamente programó un procedimiento para voltear al bebé desde afuera (versión cefálica externa). Además de implicar varios riesgos, es un procedimiento doloroso y poco exitoso; por esas razones, lo efectúan en un hospital con goteo intravenoso.
Yo no quería que mi esposa experimentara ese dolor y además a ella también le atemorizaba. El domingo por la noche, cuando regresé de la iglesia, envié una petición de oración a Grabaciones la Voz de Dios en la que pedí que el bebé se volteara antes de que el médico tocara a mi esposa y que ella no necesitara su intervención; también, oré para que fuera la mano misma del Señor la que ayudara a mi esposa. Ayer, durante el Tiempo a Solas, oré nuevamente y cuando terminé una paz pareció tranquilizarme, sabiendo que el problema concluiría.
Hoy fuimos al hospital a la cita. Mi esposa estaba un poco amedrentada, así que la tranquilicé asegurándole que todo saldría bien y que no debía preocuparse. Cuando llegamos, nos llevaron a la habitación donde se efectuaría el procedimiento. Primero la canalizaron por vía intravenosa y prepararon otras cosas. Entonces llegó el médico con sus asistentes, acercaron la máquina ecográfica y la partera realizó la ecografía para examinar al bebé. Ya saben qué ocurrió: ¡el bebé se había volteado! ¡El médico ni siquiera la tocó! Se retiró de la habitación en cuanto vio que no lo necesitaban.
¡Gloria a Dios! Él es el único Dios verdadero, Quien puede darnos todo lo que necesitamos. ¡Aleluya!
El Hermano Stephen