06/09/2016
La Voz

37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.

38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.

Juan 6:37-39

Recibimos este testimonio de El Salvador concerniente a un grupo de creyentes que decidieron pasar su día testificando del Señor. Parte del día lo dedicaron a anunciar la voz del Hermano Branham con los altavoces para que todos la escucharan. No tenían idea de que un encuentro inesperado que llevaba décadas en espera, se llevaría a cabo en este día. Un anciano se acercó, atraído por una voz que llevaba sesenta años grabada en su mente. Él escuchó por primera vez al Hermano Branham en otro país, ubicado a cientos de kilómetros; pero, desde entonces, algo se ancló en su corazón. Imagínense cuán sorprendido estaba cuando la percibió de nuevo.

Con unos hermanos, visitamos esta ciudad para testificar y hallar a los predestinados, siempre aconsejando a la gente que escuche la Voz de Dios.

Colocamos un mensaje y de repente un hombre nos abordó. Un hermano empezó a conversar con él, quien se encontraba muy asombrado, pues la voz que sonaba en inglés lo cautivó mientras pasaba por allí.

Para su sorpresa recordó que ya había oído esa voz. Nos contó que presenció la visita del Hermano Branham a México y que escuchó su Mensaje cuando lo predicó hace muchos años. La voz que escuchó con nosotros era la misma de hace años. Él nos refirió que vivió en México durante un tiempo y que después regresó a El Salvador (su patria); desde entonces, quiso encontrar una iglesia o un lugar donde pudiera escuchar la misma voz que oyó hace mucho tiempo. ¡Estaba lleno de gozo y felicidad!

Nos dio su información de contacto para que sigamos hablando y le avisemos si regresamos a la ciudad. Él confraterniza con uno de los hermanos que colocó el sermón ese día. Este hermano rebosa felicidad por escuchar de nuevo la voz del profeta y su Mensaje. Que Dios bendiga a nuestro hermano.

Toda la gloria es para el Señor Jesucristo. Él sigue llamando a Sus elegidos.

El Hermano Elías Vanegas

Ahuachapán, El Salvador