Queridos prisioneros de Jesucristo:
Me gustaría compartir con ustedes algo que el Señor hizo por mi esposo y por mí el otro día. Cualquiera lo hubiera pasado por alto fácilmente, pero todos los que somos uno con Dios, por Su gracia, somos conscientes.
En la madrugada estaba trabajando en el patio, arrancando la maleza y escuchando la Radio de la Voz. Estaba disfrutando tanto mi tiempo con el Señor y podía sentir que Él me hablaba por medio de la cinta. ¡Fue simplemente maravilloso! Continué escuchando y arrancando la maleza hasta que golpeé una pequeña roca. Estaba toda enredada en la maleza y cubierta de lodo. La saqué y la limpié, ¡entonces me di cuenta de que tenía la forma de un triángulo plano perfecto! ¡Sigue presionando “play”! ¡Hasta tiene un corazón pequeño en la esquina! ¡Sé que Él me ama!
En ese momento, supe que Dios me estaba recordando que yo también estuve perdida en el pecado, sucia y enredada en todas las cosas mundanas. ¡Pero Dios me eligió y me predestinó! ¡Me sacó, me limpió y me mostró el camino! ¡Sigue presionando “play”! Ese regalo significó mucho para mí.
También recordé que hacía solo cuatro o cinco días, habíamos bajado a caminar por el río. Mi esposo estaba recogiendo piedras para lanzarlas y que saltaran sobre el agua. Entonces recogió una que le pareció perfecta para lanzarla, pero cuando la observó más de cerca, ¡vio que era el símbolo de presionar “play”! En ese momento, se percató de que era un pequeño regalo de Dios. Lo llenó de felicidad, ya que se dio cuenta de cuánto lo ama el Señor.
¡Y ahora el Señor me bendijo con el mismo regalo! ¡Oh, el amor de Dios, cuán rico y puro! ¡Cuán profundo y fuerte! ¡Alabado sea el Nombre del Señor! ¡Cuánto Lo amo! ¡Dios los bendiga a todos! ¡Hasta que nos encontremos!
La Hermana Ruth Frankfurter
Jeffersonville