3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,
6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.
7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
El enemigo siempre está presente, esperando encontrar una manera de entrar en nuestra mente. Como siervos de Dios, a menudo luchamos contra sus mentiras y, como siempre, la mejor manera de poner a Satanás en su lugar es golpearlo con la Palabra. Nuestro Señor Jesús nos enseñó eso, cuando Satanás lo tentó, y siempre seguimos Su ejemplo.
Satanás se acercó sutilmente a este hermano joven e hizo todo lo posible para plantar la semilla de duda en su mente. Hasta le citó la Palabra, así como hizo con el Señor Jesús. Pero, al igual que Jesús, este hermano le devolvió el golpe con la Palabra verdadera y ¡la Palabra verdadera prevaleció!
Que Dios los bendiga a todos en el Nombre de Cristo:
Hermanos y hermanas, estoy muy feliz de compartir este testimonio con todos ustedes. Me llamo Ángel Waku, de Angola, África.
Hoy, mientras mi madre trabajaba, estaba mirando un video de Moisés y, cuando ella llegó, comenzamos a verlo juntos. Desde el principio sabía que no estaba bien que viéramos ese video, aun así continuamos viéndolo. Cuando terminó, puse la Radio de la Voz y, mientras escuchaba, vi en la aplicación que en ese momento había solo una persona escuchando. Entonces el diablo comenzó a razonar en mi mente: "¡Te quedaste del Rapto!". Pero la gracia de Dios me infundió fuerza y dije: “¡No! Él me prometió que iba a prepararme un lugar y que vendrá y me llevará”. El diablo siguió razonando en mi mente, pero dije: “¡No! ¡No! ¡Él dijo que ninguno de nosotros se perderá!”. Entonces, el diablo se marchó. ¡Amén! Alabado sea el Nombre del Señor. Dios los bendiga a todos en el Nombre de Jesucristo.
Su Hermano en Cristo Angel Waku,
Angola, África
Tiene que haber un lugar elegido. Y en esto, hay un—un terreno mutuo, un lugar despoblado, y en este lugar es que pelean. Ellos no pelean, uno por acá y el otro por allá, y uno corriendo hacia acá. Hay un frente de batalla en donde se encuentran y prueban sus potencias; donde cada ejército prueba sus fuerzas contra el otro ejército, un lugar mutuo de enfrentamiento. Ahora, ¡no fallen en captar esto!
Cuando esta gran batalla comenzó en la Tierra, tenía que haber un lugar mutuo de enfrentamiento. Había que escogerse un lugar, para que comenzara la batalla, y en donde se librara la batalla. Y ese campo de batalla comenzó en la mente humana. Allí es donde comienza la batalla. La mente humana fue escogida como el lugar para la batalla, en donde debía comenzar, y es así porque las decisiones se toman en la mente, en la cabeza.
La más grande batalla jamás peleada (62-0311)