08/09/2015
Tengan fe

Recibimos este testimonio de una familia del noroeste de los Estados Unidos que se aferró a las promesas del Señor.

El viernes pasado enviamos una petición de oración por teléfono. El siguiente es nuestro testimonio:

La semana pasada, en el oriente de Oregón, rayos golpearon el suelo en seco, lo cual desencadenó varios incendios forestales. No se podía hacer casi nada para contrarrestar las llamas, pues se propagaban por varios vecindarios, acompañadas de vientos que soplaban a 50 kilómetros por hora. En las afueras del pueblo, se produjo otro incendio, que lentamente empezó a extenderse hacia nuestra pequeña comunidad. Los ranchos y el ganado se encontraban en la trayectoria del incendio, así que el pueblo recibió alertas de evacuación.

Los niños y yo nos arrodillamos a orar para que Dios controlara la situación y se hiciera Su voluntad perfecta; mientras tanto mi esposo, junto con algunos vecinos, se encontraba en otra colina para estar pendiente de lo que iba pasando. Mientras reuníamos nuestros documentos más importantes y algo de ropa, los niños no dejaban de preguntar si ya nos debíamos ir. Les dije que salieran, que vigilaran esa colina; que vigilaran el fuego y que le prestaran mucha atención al viento, pues Dios intervendría haciéndolo cambiar de rumbo. Entonces mi niña preguntó: “¿Cómo lo hará?”. Le respondí: “Así como cuando Jesús y Pedro caminaron sobre las aguas y Pedro se hundió después de mirar hacia abajo y dudar, ¡Dios nos cuidará! ¡Así que no dudes! ¡Aférrate a la promesa! ¡En este mismo instante muchos hermanos están apoyándonos en oración, y Dios siempre cumple Su promesa!”.

¡Dios hizo que el viento cambiara de rumbo y todas las casas ocupadas quedaron a salvo! Algunos pastizales de nuestros vecinos se quemaron, perdieron una que otra vaca y se derritió la valla de protección de una parte de la carretera donde el incendio pasó; pero Él intervino en la situación. A algunos de los pueblos y los condados vecinos no les fue tan bien, pues perdieron casas, establos y ganado.

¡Gloria a Dios por todo lo que hace por nosotros a diario! ¡Oramos todos los días para que Dios los bendiga y los guíe!

La familia Ray