08/09/2016
Nuestra propiedad personal

Si cualquier persona adopta la actitud mental correcta con respecto a cualquier promesa Divina que Dios haya hecho y la reclama como suya, Él la—Dios la traerá a cumplimiento. Si Uds. adoptan la actitud correcta con respecto a ella, sabiendo que, si Dios así lo dijo, la promesa les pertenece y es su propiedad personal desde el mismo minuto en que así la reciben, entonces tiene que cumplirse.

El Dios incambiable (60-0326)

Por más de un año combatí bronquitis e infecciones de las vías respiratorias superiores que me afectaron gravemente la respiración. A veces empeoraba tanto que no podía cantar en los servicios de la iglesia como quería. Terminaba solo moviendo los labios. Me sentía muy afligida, pues me gusta mucho cantar y adorar al Señor. Aparte de la dificultad para respirar, empecé a sufrir de mareo, el cual me sobrevenía repentinamente sin importar la hora ni el lugar donde me encontrara.

El médico se esforzaba al máximo de su conocimiento para que pudiera recuperarme, pero nada surtía efecto. Yo creo en Isaías 53:5 con todo mi ser: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

En el servicio de Comunión del mes pasado, cuando pasé a tomar la Cena del Señor, recibí la certeza en mi corazón de que el Gran Médico me sanaría. Después de comer el pan y beber el vino, me paré allí sin sentir ningún cambio, pero seguí creyendo que había sanado. Me puse de pie y reclamé mi propiedad personal: mi sanidad. En la tarde del día siguiente, noté que respiraba normalmente. Nuestro Señor Jesús cumplió Su promesa divina de sanarme. A pesar de que ya no sufría de problemas respiratorios, el mareo persistió. Entonces, el martes, dos días después del servicio de Comunión, me sobrevino el pensamiento: “Si el Señor es capaz de sanarme de los problemas respiratorios, Él también puede hacerlo con el mareo”. Amén y amén. Desde entonces el mareo desapareció.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Oro para que alguien se vea bendecido con mi testimonio sobre la bondad que Dios le demuestra a Su Novia.

Su hermana