26/09/2016
Vida

63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

Juan 6:63

Recibimos este testimonio de parte de nuestra oficina de República Democrática del Congo, concerniente a una familia cuyo hijo, que aún no había nacido, se salvó de la muerte. Fue en el último momento de la encrucijada que el papá sacó su teléfono y colocó una grabación del Hermano Branham.

Mientras escuchábamos la Voz en un servicio de cintas, se produjo una gran conmoción en la asamblea y, en ese momento, un hermano decidió grabar con el teléfono esa porción de la cinta desde su asiento.

Unos días después, su esposa se encontraba en trabajo de parto. Los médicos decidieron realizar una intervención quirúrgica para salvarle la vida, pues el bebé había muerto en su vientre. El hermano les pidió que esperaran, sacó el teléfono, lo puso sobre el vientre de su esposa y colocó la porción de la cinta que había grabado (aún no habían tarjetas microSD). Cuando la Voz resonó, el bebé nació repentinamente, como si lo hubieran lanzado, pero no respiraba. 

Llamaron a las parteras, quienes acudieron de inmediato y procuraron que respirara, pero fue en vano.

La madre, quien asistió a todos los servicios de cinta y había llamado al bebé William antes de que naciera, despertó en la cama de parto mientras aún sonaba la voz del Hermano Branham, tomó al niño y se sintió guiada a decir: “William, hijo mío, ¡vive!”. Al instante, el bebé prorrumpió en llanto por primera vez.

La Hermana Naomi y su bebé, William.

Por medio de la atmosfera y el poder de la Voz, el Señor salvó el bebé de este hermano y su esposa, contrario al diagnóstico médico.

Dios los bendiga a todos,

El Hermano Eale Nkongi

Oficina de VGR de Mbandaka, RDC