Querido Padre:
Padre, es el privilegio más grande que un mortal jamás haya tenido, el cerrar sus ojos y abrir su corazón, y hablarte a Ti.
Verdaderamente Padre, es el mayor privilegio que podríamos tener: hablar contigo y decirte que Te amamos, agradecerte por todo lo que Tú haces por nosotros. Alabarte por la Revelación que nos has dado.
También nos dijiste: "Todo lo que pidiereis en Mi Nombre, les será dado.
Eso tiene unas condiciones: si nosotros no lo dudábamos.
No lo dudamos Padre, pero lo creemos con cada fibra de nuestro cuerpo. Solo queremos parecernos más a Ti.
Y de esa manera nosotros conseguimos lo que queremos, es clamando por ello. ¡Clame! No se avergüence. Diga: “Tengo hambre de Dios”. No importa los diáconos, pastores o quien esté alrededor, grite de todas maneras.
Qué privilegio es para nosotros, Tu Novia, venir ante Tu Trono esta noche y clamar a Ti y decir: "Padre, tenemos más hambre de Ti".
Tu Novia