Hermanos Y Hermanas:
Hoy nos sentimos muy entristecidos y a la vez tan agradecidos con nuestro Señor Jesús. Él consideró adecuado llevarse a Casa esta mañana a un gran creyente y hombre de Dios, a nuestro Hermano Ronald Evans.
Ronald entregó su vida a poner el Mensaje en manos de la Novia. Él trabajó en el Departamento Misionero para las naciones de Sudáfrica, Zambia, Madagascar, Lesoto, Suazilandia, Botsuana, Mozambique y otros países más pequeños de África. Aquellos hermanos africanos le tenían un amor muy especial en el corazón.
Los jóvenes le veían como un chaperón en el campamento de Still Waters. Este era un rol perfecto para él, su estatura hacia que los niños lo respetaran al ser un hombre físicamente enorme, pero con un amor tan grande madurado en su corazón por el Señor, el desplegaba una vida llena del Espíritu Santo, con el Mensaje de la hora como su Absoluto. Solo la Eternidad mostrará cuantas vidas ha influenciado nuestro hermano, tanto de jóvenes como de mayores, para aferrarse al profeta de Dios y Su Mensaje con todos sus corazones.
A todos les encantaba estar con Ronald. Él tenía un Espíritu tan agradable y dulce, y siempre ponía el Mensaje de la hora en PRIMER lugar en su vida.
Padre, te agradecemos por la vida tan especial que enviaste a esta tierra para ser tu hijo, nuestro hermano y un ejemplo tan maravilloso de creyente del Mensaje en este día. Consideraste apropiado llamar a tu hijo hoy a Casa, para estar con su abuelo, el Hermano Welch Evans, su padre, el Hermano Ronnie, tu profeta, el Hermano Branham y con todos los santos que han pasado más allá de la cortina del tiempo. Porque verdaderamente a los ojos de Dios es preciosa la muerte de Sus santos.
Hermano nuestro, hasta que nos volvamos a reunir, y en honor a tu preciosa vida, seguiremos esparciendo el Mensaje de la hora, por el que te paraste, hasta que Jesús Venga.