29/09/2016
Fe

No debemos mirar nuestros síntomas, sino mirar la promesa de Dios. Sí, señor. “Todo lo que pidiereis al Padre en Mi Nombre, lo haré”. Eso es todo. Él es el Sumo Sacerdote que está sentado a la diestra de Su Majestad en las alturas para interceder por nuestra confesión, lo que hemos creído y confesado. Y lo que Él hizo por nosotros, al nosotros confesar y creer, pues Él está allí en la presencia de Dios para cumplirlo. Cuánto deberíamos regocijarnos y no mirar ningún síntoma. Miren lo que Dios prometió. Es una promesa.

He aquí más que Salomón en este lugar (62-0612) 

El testimonio de este hermano joven ciertamente incrementará su fe en este día. Sin importar cuáles fueran los síntomas, él se aferró a la promesa de Dios a pesar de lo que la ciencia pudiera decir. Ahora ostenta la victoria, preparado para cualquier llamamiento que Dios determine en su vida.

Me encontraba en la casa de mi abuela cuando sufrí un fuerte ataque de asma mientras mi mamá trabajaba. Mi abuela me llevó a casa, donde me quedé con mi padrastro. Cada vez me faltaba más la respiración. Entré en pánico al no poder respirar. Mi padrastro estaba orando a Dios para que enviaran rápido una ambulancia que me recogiera. Dios intervino y permitió que la ambulancia llegara a tiempo. En el hospital, estuve inconsciente por casi tres días y el médico descartó las esperanzas de que despertara.

Los médicos entonces me remitieron a otro hospital después de observar movimiento en un dedo de mi pie. Allí, finalmente recuperé el conocimiento. Solo contaba con nueve años. Mientras recibía soporte vital, les conté a los médicos y las enfermeras que Dios me había sanado. Jugando, en un cuestionario que me pusieron, respondí sí a esta pregunta: “¿Existe cura para el asma?”, aunque en las respuestas se indicaba lo contrario. Les hice saber al médico, las enfermeras y mi mamá que esa respuesta era incorrecta y que la cura de todas las enfermedades es Dios, Quien puede sanar lo que sea. Mi fe pudo sacarme de ese hospital y ahora me he librado de ese demonio de asma.

Puedo correr sin NINGUN problema respiratorio. Pronto cumpliré 15 años. Creo que la razón por la que sigo aquí es que se me necesita en la obra de Dios en la tierra.

El Hermano Joshua Stephens

Estados Unidos