05/10/2016
Dios concederá lo demás

La mayor dicha de los padres es ver a sus hijos caminando con el Señor a lo largo de su vida, pero cuando los ven descarriados puede ser la prueba más dura que experimenten. El ruego de esta madre por su hijo perdido recibió respuesta y el Espíritu Santo le devolvió a su hijo por medio de la oración y una petición de hace 51 años.

Agradezco al Señor por liberar a mi hijo, quien nació en 1997. A los 9 años empezó a manifestar síntomas de un trastorno de conducta. Antes él era un niño pacífico y normal en cualquier aspecto; pero, repentinamente, se volvió violento, rebelde y muy agresivo. No le obedecía a nadie, ni a sus padres ni a los profesores. Lo cambiamos de escuela varias veces debido a que varias instituciones lo expulsaron. Él era sinceramente intolerable, como un niño loco y errante con su espíritu perdido.

Recurrimos al Señor en oración y mi esposo le pidió al Hermano Joseph Branham que orara por él. Con nuestro pastor y nuestra familia oramos durante el Tiempo a Solas; pero, en abril del 2014, mi hijo terminó en la calle, lejos de su hogar. Fue una experiencia muy dura para nosotros.

Seguimos reclamándolo para el Señor. Llené un cheque de Jesús que mi pastor me había dado y, como uno o dos días después, en el trascurso del día, entré a la habitación donde sonaba una cinta y escuché al Hermano Branham pronunciar estas palabras:

Una cosa, Ud. tiene problemas con sus pies. Sus pies le molestan. [La mujer dice: “Sí”.—Editor] Es correcto. Levante su… Ud. tiene problemas femeninos, desorden femenino. [“Sí”] Y tiene un gran deseo en su corazón, porque Ud. ha perdido a alguien, o algo. Es un muchacho. Su hijo ha salido de la casa, se ha ido, y Ud. desea que yo ore que él vuelva. [“Sí”] Dios en el Cielo, mándale su hijo de nuevo, y sanidad. Que el Espíritu Santo detenga a ese joven allá en la carretera en esta noche, y mándalo una vez más a su madre. En el Nombre de Jesús. Amén. Él, Quien sabe, se lo mandará de nuevo. No se preocupe. Créalo ahora, no dude. Solo tenga fe, con todo su corazón. Créalo, y Dios le concederá lo demás.

La simiente de discrepancia (65-0118)

Exclamé: “¡Oh!, Señor, estás hablándome”.

Me infundió fuerza y las dudas se disiparon. Continuamos orando y unos días después trajeron al niño a casa, tal como lo declaró el Espíritu Santo. Hoy, tras 19 meses, ha experimentado una trasformación auténtica y francamente evidente. Sin duda es un buen muchacho y Dios nos concederá lo demás. Gloria al Señor Jesucristo, nuestro Dios.

Hoy en día las palabras que nuestro profeta habló hace 51 años siguen vivas.

Que el Señor los bendiga,

La Hermana Brigitte

República Democrática del Congo