Querida Novia Humilde y Reverente:
Qué gente tan privilegiada somos. El solo pensar que hemos escuchado más en un Mensaje que lo que se escribió en los treinta y tres años y medio de Su vida en la tierra. Somos parte de lo que fue predicho en la Palabra que vendría y nos ha puesto en acción con humildad y reverencia.
Estamos más cerca de Dios que los Serafines en el altar de bronce, pues nos hemos convertido en Su hijo y entramos directamente a la Presencia de Dios. No tenemos que pasar por ningún sacerdote, puesto que Él es nuestro Sacerdote. Tenemos más de dos alas, tenemos el Espíritu Santo.
Mientras orábamos desde lo más profundo de nuestro corazón y cantábamos: "Di, mi Señor, di, mi Señor", el Señor nos respondió por medio de Su profeta y dijo:
Él ya habló ahora.
Gracias Padre por la Verdadera Revelación Tuya en nuestro día. Tú tomaste el carbón de Fuego de Tu Palabra y tocaste nuestros labios, y nos ha vuelto tan puros como pudiera ser. Ahora clamamos a Ti, Padre: “Heme aquí, Señor; envíame a mí”.
Entonces le pedimos al Señor: “Por favor, dinos nuevamente quiénes somos, nos animaría mucho mientras avanzamos”.
El Verbo era Dios. Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros. Ahora el Verbo está en nuestra carne, haciéndose manifiesta, ungida por el Espíritu Santo. Es tiempo de entrar en acción.
Entremos en acción de rodillas, ungidos con el Espíritu Santo, para agradecerle a Él, adorarlo y decirle que nos convierta más en Sus hijos e hijas manifestados.
El Hermano Joseph Branham