09/09/2019
La simiente predestinada

Una semilla puede permanecer décadas en el suelo sin germinar, hasta que el entorno propicio la vivifique. El siguiente testimonio trata sobre una de esas simientes predestinadas que cobraron vida cuando recibieron la Luz del Hijo de Dios y la Palabra.

En este testimonio se mencionará un libro misterioso, pero conocido; la búsqueda del Evangelio tras las rejas en el otro lado del desierto; una pequeña iglesia de las Cintas donde el Hermano Branham predicó hace más de cincuenta años; un milagro en el monitor de una computadora; salvación; bautismo; sanidad y ¡las oraciones de un santo de Dios!

El Hermano y la Hermana Baker

Hace unos cincuenta y ocho años algunas familias abandonaron la Iglesia de Dios, incluidos el pastor Carl Isaacson y su familia. Empezaron a escuchar las cintas en casa del Hermano y la Hermana Baker, que quedaba a unos veinticinco kilómetros al oriente de Sierra Vista, Arizona. Era una vieja estación de ferrocarril que convirtieron en una casa, ubicada a varios kilómetros “en el otro lado del desierto”, como el Hermano Branham la describió cuando predicó Día de la victoria (63-0421) y Shalom (63-0421) en su casa. El Hermano Carl colocó las cintas del Hermano Branham durante los próximos cincuenta años y, posteriormente, su hijo John continuó los servicios de cinta hasta la actualidad. Los hijos de los Baker dejaron el Mensaje, al parecer no les enseñaron a sus hijos sobre el Hermano Branham y el Mensaje. Sin embargo, la Hermana Baker oró hace décadas para reclamar a todos sus hijos. Algunos vivían en viviendas abandonadas de la estación.

Sheldon Strite:

Entré al ministerio de las prisiones hace siete años y me había desanimado recientemente, pues debido a la rotación frecuente en la prisión y el contacto mínimo, es difícil notar prosperidad espiritual en los presos. Me reunía con grupos aleatorios durante una hora dos veces al mes. En octubre del 2018, me senté en la mesa con unos diez reclusos antes de comenzar el servicio, uno de ellos, Jeremy, dirigió unas palabras: “He estado leyendo este libro llamado Una exposición de las siete edades de la Iglesia (que encontró en la cárcel) y he orado por una confirmación. Llamé a casa para hablar con mi mamá y me dijo que el Hermano Branham vino al río y predicó”.

Pensé: “No hay mejor forma de identificarme que sacar el libro de Las edades de la Iglesia del estuche de mi Biblia” (lo cual hice).

Él dijo: “¡Eso es!”

Pero seguía pensando: “¿Quién es ese hombre? ¿Quién es su mamá? ¿De cuál río está hablando?”.

Para mi sorpresa, después de unas preguntas, descubrí que él es el nieto de Mary Baker y el bisnieto del Hermano Sam Connelly, a quién el Hermano Branham menciona en el mensaje El raro (64-0614e). Jeremy había vivido en la orilla del río donde el Hermano Branham predicó. Sin embargo, lo más importante es que se aferró a todo lo que leyó en el libro de Las edades de la iglesia y le cambió la vida. La Palabra cayó en la simiente. Me comentó que su libro estaba desgastado, por lo que le obsequié el que llevaba.

Dos semanas después, el capellán me permitió visitar nuevamente al mismo grupo. En esta ocasión tratamos el tema del bautismo. Varios presos, incluido Jeremy, dijeron que sentían que el próximo paso en sus vidas era bautizarse, pero la cárcel no cuenta con instalaciones para bautismos. Los presos deben buscar a alguien que los bautice cuando salgan o en los patios de la prisión estatal.

El Hermano Sheldon bautizando al Hermano Jeremy

Jeremy calificaba para un permiso de cinco semanas antes de que lo sentenciaran a cinco años de prisión. Su abogado no había logrado que esto se llevara a cabo. Como le indicó un guardia, Jeremy se dirigió a la biblioteca de leyes de la prisión y, por causalidad, en la computadora se encontraba abierta la página con la información para conseguir su permiso. El 20 de noviembre del 2018, cuando salió de la prisión, contactó a Sheldon para bautizarse. Al día siguiente llegó al estanque de nuestro rancho, que se encuentra a cuarenta kilómetros al sureste de Sierra Vista. Mientras me paraba en la orilla y leía Hechos 2:38, el Espíritu Santo descendió en el lugar. Jeremy preguntó: “¿Es normal sentirme así? ¡Nunca me había sentido así! ¡Apenas puedo respirar y mi corazón se aceleró!”

Le aseguré que se encontraba en la Presencia del Señor. Después del bautismo, seguíamos en el estanque y Jeremy dijo que era la primera vez en su vida que sentía paz y seguridad. Entonces Sheldon lo llevó a la casa donde nos reunimos ahora y transmitimos los servicios del Tabernáculo Branham.

Sheldon Strite:

Mientras le mostrábamos a Jeremy nuestra iglesia, sacamos algunos libros de la biblioteca. Él necesitaba Las setenta semanas de Daniel y otros mensajes. Después de ojear unos cuantos sermones más, él se acercó a los libros de Conducta, orden y doctrina. Echó mano de uno y lo abrió, y al respaldo de la portada estaba firmado “Dewey Baker”. Él exclamó: “¡Es mi abuelito!”.

John Isaacson:

¡Ya no creemos que todos estos acontecimientos hayan sido una coincidencia! Creemos que el Dios Todopoderoso los predestinó. Durante su permiso, Jeremy asistió a nuestros servicios de transmisión en cada oportunidad. El primer servicio al que vino fue La estatura de un varón perfecto (62-1014M). Cuando comentaron que el servicio de tres horas fue un poco largo, dijo: “Estaba destinado para mí. Es lo que necesitaba en este momento”.

El último servicio antes que Jeremy regresara a la prisión se llevó a cabo el 6 de enero del 2019. El Hermano Joseph puso a sonar el mensaje La revelación de Jesucristo (60-1204M) y sirvió la comunión. Aunque todos estábamos tristes por su partida, fue un momento muy especial. Al final, el Hermano Branham empezó a cantar “Él cuida de ti”. Luego el Hermano Joseph siguió cantándola mientras llorábamos en nuestros corazones. Jeremy tomó la comunión con nosotros en su último servicio antes de regresar a prisión.

El Hermano John Isaacson

Jeremy ahora se encuentra en prisión y cuenta con su propio ministerio; comparte el Mensaje con sus compañeros de celda. Nos dice que cuando salga, nos acompañará de nuevo. El mes pasado, los médicos de la prisión le hicieron un examen de sangre y nos contó que era posible que tuviera cáncer o un tumor cerebral. Él se lo encomendó a Dios y cuando llevaron a cabo la resonancia magnética, no se mostraba ningún tumor o cáncer. Por favor, oren por el Hermano Jeremy.

Que Dios los bendiga a todos,

El Hermano John Isaacson y los santos de la comunidad de Sierra Vista